"Mi primera orden como Presidente fue renovar y modernizar nuestro arsenal nuclear, ahora es mucho más fuerte y poderoso... Esperemos que nunca tengamos que usar este poder". En medio de la creciente tensión por el programa nuclear y misilístico norcoreano, el Presidente estadounidense Donald Trump hizo esta velada advertencia al régimen de Kim Jong Un a través de Twitter.

Pero lejos de amedrentarse, Pyongyang advirtió contra cualquier plan bélico de Washington. "Si EE.UU. muestra incluso la señal más ligera de 'guerra preventiva', convertiremos inmediatamente su territorio continental en un campo de guerra nuclear", afirmó el oficial del Ejército de Corea del Norte, Ri Chol Ui, en un comunicado difundido por la agencia estatal KCNA.

Así, de pronto, la posibilidad de una guerra nuclear volvió a aparecer en el horizonte. Y con ello el debate por el uso de armas atómicas. Una discusión que surgió precisamente en dos de los países que podrían ser blanco de la ira de Pyongyang: Corea del Sur y Japón.

Durante años, Corea del Sur ha evitado el desarrollo de armas nucleares a cambio de compromisos de seguridad de parte de EE.UU.. Si bien Washington solía tener ojivas nucleares en territorio surcoreano, fueron retiradas en 1991. Pero hoy, ante la amenaza de Kim, la principal colectividad de oposición, el Partido de la Libertad de Corea, ha instado al gobierno de Seúl a avanzar hacia el rearme nuclear.

"Debemos tener en cuenta que la libertad no es libre. Por lo tanto, exhorto al gobierno a tomar medidas para el redespliegue de armas nucleares tácticas", abogó el secretario general del Partido de la Libertad de Corea, Lee Cheol-woo. En la misma línea, el portavoz del partido, Chun Hee-kyung, dijo que se necesitaba un "equilibrio nuclear" para resolver los problemas de la seguridad surcoreana.

Un debate al que también se ha sumado la prensa surcoreana. "Se necesita buscar un 'equilibrio de terror' para contrarrestar las armas nucleares del Norte. Ahora es el momento de comenzar a revisar el armamento nuclear", pidió el diario Korea Herald en un editorial.

Sin embargo, el ex canciller surcoreano Song Min-soon alertó sobre los riesgos de esta opción. "Un arma nuclear surcoreana provocaría que Japón pensara en sus opciones y podría resultar en una reacción en cadena en la que se dañe todo el sistema de tratados de no proliferación", comentó al diario Financial Times. Según este periódico, una encuesta de Gallup en enero de 2016 reveló que el 54% de los surcoreanos apoyaba el armamento nuclear, mientras que el 38% se oponía.

En Japón, en tanto, la Constitución permite la acción militar sólo en defensa propia. Sin embargo, sostiene el portal Voice of America (VOA), algunos legisladores nipones quieren que esta definición se flexibilice para permitir al país sumar capacidades de ataque preventivo para contrarrestar a Corea del Norte. Pero algunos parlamentarios conservadores van más allá. Estos argumentan que Japón debe mantener abierta la opción de desarrollar armas nucleares como un elemento disuasorio.

Pero el analista de seguridad Kuni Miyake, del Instituto Canon de Asuntos Globales de Tokio, se muestra escéptico. "No creo que seamos nucleares en un futuro previsible. Incluso si Corea del Sur lo fuera, seremos los últimos", dijo el experto citado por VOA. Según este portal, los sondeos muestran que sólo el 5% de los japoneses quiere que su país sea una potencia nuclear.

Michael O'Hanlon, expertos en temas de defensa de la Brookings Institution, también relativiza las supuestas aspiraciones nucleares de Seúl y Tokio. "Corea del Sur y Japón podrían reconsiderarlo, dependiendo de cómo evolucionan las cosas", dijo el especialista a La Tercera.

El propio O'Hanlon reconoce que el riesgo de confrontación nuclear entre India y Pakistán "es el otro ejemplo más obvio", además del caso de Corea del Norte. Ambos países, que se convirtieron en potencias nucleares en 1998, han expresado su rechazo a sumarse a la convención sobre la prohibición de armas nucleares, aprobada el 7 de julio de 2017 en Nueva York.

Tampoco participaron en las negociaciones ni en la votación de este nuevo acuerdo los gobiernos de EE.UU., Rusia, China, Reino Unido, Francia, Corea del Norte e Israel , los únicos -junto con India y Pakistán- que tienen la tecnología para el uso de la energía nuclear con fines bélicos. Según la BBC, al no ser partes firmantes de este tratado, estos países no estarán sometidos a las regulaciones establecidas en el mismo.

En otro foco de tensión, el Presidente de Irán, Hassan Rohani, advirtió que su país podría retirarse del acuerdo nuclear firmado en julio de 2015 con seis grandes potencias -que limita su programa a usos civiles- y volver a la situación previa al pacto "en un corto plazo" en caso de que EE.UU. imponga nuevas sanciones contra Teherán. Rohani insistió en que Irán podría regresar a "una situación mucho más avanzada (a nivel nuclear) que en el momento de inicio de las negociaciones".

La situación no deja de ser preocupante, sobre todo a la luz de un reciente estudio de la Universidad de Stanford, que reveló que "el 60% de los estadounidenses aprobaría matar a dos millones de civiles iraníes con armas nucleares para prevenir una invasión de Irán que podría matar a 20.000 soldados estadounidenses", según dijo a EFE Scott Sagan, profesor de Ciencias Políticas de ese plantel de educación.