"Totalmente falso". Con esas palabras el Presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, negó ayer las acusaciones de corrupción en su Partido Popular (PP), que marcaron su cumbre con la canciller Angela Merkel en Berlín. El encuentro debía centrarse en temas económicos, bilaterales y europeos entre la primera potencia del continente y uno de los países más golpeados por la crisis. Sin embargo, la cita quedó eclipsada por el escándalo al interior de esa colectividad española y las dudas sobre su efecto en la credibilidad del líder.
El PP atraviesa "un momento difícil", admitió Rajoy. Los documentos manuscritos publicados por el diario El País el jueves y atribuidos al ex tesorero del PP Luis Bárcenas apuntan a una presunta contabilidad paralela en el partido entre los años 1990 y 2008. Además, de donativos ilegales de empresas y el pago de sobresueldos en dinero negro (nombre que recibe cuando no ha sido declarado al Ministerio de Hacienda) a líderes del partido, incluido el propio Rajoy.
Este escándalo no ha dejado indiferente al electorado español que ya ha manifestado su malestar. Así, el PP ha perdido 20 puntos en intención de voto desde las elecciones del 20 de noviembre de 2011, según un sondeo de Metroscopia para el diario El País divulgado el domingo. Sin embargo, el gran beneficiado de esta caída no es el PSOE, principal rival del PP, sino los movimientos Izquierda Unida (IU) y Unión Progreso y Democracia (UPyD). De esta forma, el primero experimentó un incremento de 8,4 puntos, alcanzando un 15,3%. Del mismo modo, el partido liderado por Rosa Díez logró un 13,6%, sumando 8,9 puntos respecto de 2011.
Por su parte, un estudio del diario El Periódico otorgó una proyección actual de entre 23 y 26 escaños en el Parlamento al partido UPyD, ganando 20 asientos respecto a las últimas elecciones. Mientras, IU también lograría un importante aumento de votos, para llegar a al menos 22 escaños (actualmente tiene 11). Esta colectividad sabe bien que la crisis y los escándalos la benefician. Las elecciones de 2008 ocurrieron cuando España gozaba de prosperidad y la IU perdió un cuarto de sus votos. Sin embargo, al poco tiempo estalló la crisis y, con ella, la tercera fuerza política renació, logrando el 6,92% de los sufragios en 2011 y acortando su distancia respecto del PSOE en más de 14 puntos. En la actualidad, tras los escándalos de corrupción y después de cinco años de crisis que ha debilitado a los dos partidos en el gobierno que han intentado superarla, los partidos pequeños presencian un incremento en su popularidad. Izquierda Unida, a través de su secretario ejecutivo de Acción Política y Electoral, Ramón Luque, valoró los últimos sondeos, ya que "ponen en evidencia la caída estructural del bipartidismo en el Estado español".
La distancia entre el PP y el PSOE con IU y UPyD llegó a alcanzar los 36 puntos en 2008. Entonces, cuando parecía establecido que los partidos pequeños estaban destinados a quedarse en un segundo plano en favor de la hegemonía de los dos grandes, llegó la crisis. La diferencia entre el segundo partido y el tercero bajó a niveles de 1989, registrando una diferencia de 22 puntos. Tan sólo en el último mes, el PP ha perdido 6 puntos. Según analistas, no sólo los cada vez más recientes casos de corrupción han hecho estragos en el partido, también la crisis unida a medidas políticas impopulares, como el alza del IVA, y el incumplimiento de su programa electoral. Una mala combinación que, si bien parece estar llevándose por delante a los grandes partidos, no atañe a los más pequeños, que históricamente han visto cómo este tipo de situaciones les favorecen.
La crisis también ha beneficiado a los partidos nacionalistas. Así las colectividades regionalistas lideraron las votaciones en las legislativas de Cataluña en noviembre pasado sumando 74 escaños, mientras que las fuerzas españolistas (PP, PSOE y Ciutadans) consiguieron 48 diputados.