El pasado 4 de agosto, el primer ministro de Irak, Nuri Al Maliki, le ordenó a la Fuerza Aérea apoyar a las fuerzas kurdas que combatían en el norte del país el rápido avance que el grupo yihadista Estado Islámico (ex Isis), que previamente había anunciado la creación de un califato en un territorio que traspasa la frontera sirio-iraquí. La jugada de Al Maliki fue interpretada como el deshielo de las relaciones con las autoridades del Kurdistán iraquí, región semiautónoma que goza de niveles de vida, de estabilidad y de seguridad desconocidos en el resto de Irak.
Esta incapacidad de las fuerzas iraquíes de contener por sí mismas la insurgencia sunita ha posicionado en el tablero a los kurdos, quienes, en la ofensiva contra el EI, han logrado controlar Kirkuk, la capital de la principal región petrolera del país, que de otra manera habría caído en manos de los radicales islámicos. Además, ayer intentaba recuperar la represa de Mosul y otros dos poblados (ver nota secundaria).
Los esfuerzos en terreno de los combatientes kurdos (los pehmergas), además, cuentan con el reconocimiento de Estados Unidos, que a finales de la semana pasada lanzó una ofensiva aérea para ir en su ayuda. Así, la balanza se inclina poco a poco e indirectamente hacia los deseos independentistas de una minoría que por décadas fue diezmada y castigada por el régimen de Saddam Hussein. Incluso, la idea de un referendo sobre la materia da vueltas en Erbil, capital del Kurdistán iraquí.
Los 5,2 millones de kurdos iraquíes son parte una comunidad de más 30 millones de personas que, tras la caída del Imperio Otomano, al finalizar la Primera Guerra Mundial, quedaron distribuidas en Armenia, Siria, Irak, Irán y Turquía (ver infografía). Cuando entonces se delineaba la nueva configuración regional surgió la idea de crear un Kurdistán independiente, pero éste nunca llegó a concretarse. Desde entonces, las diversas y variopintas comunidades de kurdos buscan terminar con la discriminación y tener una mayor autonomía ahí donde residen.
En el caos provocado en Siria por la guerra civil en desarrollo desde marzo de 2011, los kurdos sirios intentaron mantenerse neutrales. Pero, tras el retiro de las fuerzas del Presidente Basher Assad de la región del noreste, donde son mayoría, los kurdos comenzaron a consolidar cierto grado de autonomía respecto de Damasco. En su afán por mantener lo ganado, han debido enfrentarse a las facciones yihadistas que combaten a Assad y que intentan imponer su voluntad en dicha región. Una de esas es justamente el Estado Islámico.
¿INDEPENDENCIA?
A principios de año anunciaron su propio gobierno regional de transición, que, en principio, no buscaría la independencia, pero sí mantener la autonomía cuando finalice la guerra interna siria.
Los kurdos turcos, que comprenden entre el 15 % y el 20% de la población, llevan décadas reclamando el reconocimiento de sus derechos por parte del nacionalista Estado turco, al cual acusan de destruir su identidad y lo responsabilizan de las desventajas económicas que padecen. El conflicto pasó a una fase armada en 1984, cuando la milicia del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) se alzó en armas contra el gobierno turco. Un largo conflicto que tuvo 40.000 muertos, según El País.
La BBC recuerda que como parte del esfuerzo de adherirse a la UE, a partir de 2003 Ankara comenzó a relajar las restricciones a los kurdos, y en 2009 se comprometió, entre otras cosas, a ampliar los derechos lingüísticos y culturales de esta minoría. Luego de que el PKK dejara las armas en 2013, hoy se desarrolla un frágil proceso de paz, en el cual este partido kurdo ya no exige la independencia, sino una mayor autonomía.
La situación de los kurdos iraníes es diferente. El medio estadounidense Daily Beast explica que si bien en los últimos años han intentado participar en la vida política de Irán y en las elecciones, los miembros de esta minoría siguen siendo discri- minados social, política y económicamente.
El analista del Servicio de Investigación del Congreso de Estados Unidos y experto en Medio Oriente, Kenneth Katzman, descartó a La Tercera la posibilidad de que haya una emancipación del Kurdistán iraquí, dado que "la crisis (con el EI) ahora es la prioridad, no la independencia. (Además) ellos ya tienen mucha autonomía. Amenazan con la independencia como una forma de obtener más concesiones, particularmente en la idea de que puedan vender por sí mismos el petróleo que producen". Si bien reconoce la existencia de cierto temor ante un posible contagio regional de las ansias autonómicas de los kurdos iraquíes, Katzman es enfático al señalar que no cree que esto "sea realista..., porque los países de la región no quieren que se cree un nuevo país. (Los kurdos) son muy diferentes (entre sí) y tienen objetivos diferentes, aunque hay algún tipo de unidad, como que el PKK ahora mismo está ayudando al norte de Irak en la evacuación de los refugiados, y los kurdos iraquíes han estado ayudando a los kurdos sirios en su rebelión contra Assad. Hay relaciones, pero no están integrados".