Grecia vuelve a ser la palabra que domina los mercados financieros.  Por ahora, sin embargo, el vocabulario de crisis no incluye a Irlanda, Portugal, España ni Italia.

La crisis de Grecia 2.0, que llega cinco años después de enviar las primeras ondas de choque por Europa, podría resultar esta vez menos infecciosa gracias a que los países mejoraron sus finanzas y a que los banqueros centrales y los políticos de la zona del euro proporcionaron respaldo.

"Ante la posibilidad de un contagio a otros países de la zona del euro, pensamos que la situación difiere mucho de la anterior", dijo Giovanni Zanni, un economista de Credit Suisse Group AG. "Los desequilibrios en los países periféricos son mucho menos agudos".

Eso queda subrayado en las estimaciones de Capital Economics Ltd., que indican que tan sólo el déficit presupuestario griego se ha reducido de casi 16% del Producto Interno Bruto en 2009 a menos de 2% este año. El país volvió este año al mercado de deuda por primera vez desde 2010. En España, Portugal e Irlanda, el déficit ha disminuido a aproximadamente la mitad.

En cuanto a las cuentas corrientes, el Fondo Monetario Internacional estima que Grecia tiene ahora superávit, mientras que en 2009 tenía un déficit de 11%. Irlanda tiene en la actualidad un superávit de 3% en lugar de un déficit de 3% mientras que España ha dejado atrás un déficit de 5% y ha vuelto al equilibrio.

La recuperación –junto con defensas regionales más fuertes y la especulación de que el Banco Central Europeo pronto comprará deuda gubernamental- es un motivo por el cual los inversionistas no se deshicieron esta semana de los bonos de la periferia de Europa.

"Los mercados lo han advertido, y en líneas generales los diferenciales, excluida Grecia, se han comportado bien", dijo Zanni en Londres.

Mientras que los rendimientos griegos a tres años subieron esta semana por encima de las tasas a 10 años –lo que refleja el temor de los inversores a prestar por períodos más largos- la deuda de la zona del euro no ha experimentado cambios.

Los rendimientos de los bonos a 10 años de España e Irlanda siguen por debajo de 2%, mientras que los de Portugal son de menos de 3%. Eso difiere mucho de los elevados niveles de la crisis, cuando la tasa de Irlanda a 10 años superaba el 14% y la de Portugal era de más de 18%.

La mayor amenaza que enfrentará España el año próximo podría ser política más que económica. Los votantes del continente se han visto afectados por la austeridad, lo que alimenta el ascenso de partidos de protesta como Syriza en Grecia y Podemos en España. En Grecia, Italia y Portugal habrá elecciones en el transcurso del próximo año, lo que podría generar tensiones en los mercados.

"Hasta ahora los mercados parecen haber considerado que la última intensificación de la crisis griega es un acontecimiento aislado", dijo Jonathan Loynes, economista jefe para Europa de Capital en Londres. "Pero eso podría no durar mucho, y el episodio es un recordatorio de que ni siquiera las economías que han concretado una drástica reducción de su déficit presupuestario son inmunes a la inestabilidad política y las presiones del mercado".