La crisis económica mundial contribuirá a llevar a 100 millones de personas a la pobreza este año mediante pérdidas de empleos y menores ingresos, dejando a un sexto de la población mundial viviendo con hambre, dijo el viernes una agencia de Naciones Unidas.
La Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por su sigla en inglés) pronostica que el número de personas que vive con hambre alcanzará un récord de 1.020 millones este año, exacerbado por precios persistentemente altos de los alimentos básicos tras la crisis de alimentos del 2006 al 2008.
La desaceleración mundial no sólo dañará el sustento de las personas en el mundo en desarrollo donde viven casi todos los que padecen hambre en el mundo sino que reducirá además el gasto en ayuda de países ricos en alrededor de un cuarto, justo cuando es más necesario, advirtió la FAO.
"La silenciosa crisis del hambre (...) supone un serio riesgo para la paz y la seguridad del mundo", dijo el director general de la FAO Jacques Diouf. "Necesitamos urgentemente lograr un amplio consenso en la total y rápida erradicación del hambre", agregó.
La FAO dijo que se requieren "acciones de recuperación sustanciales y sostenidas" para alcanzar el Objetivo de Desarrollo del Milenio de Naciones Unidas de recortar a la mitad el número de la gente con hambre en el mundo, a menos de 420 millones para el 2015.
Aunque que se logró un buen progreso en reducir el hambre crónica en la década de 1980 y en la primera mitad de la década de 1990, ha estado en constante aumento durante la última década, dijo la FAO.
La actual crisis económica mundial ha dejado poco espacio para que los países se adapten porque afecta a todas las partes del mundo al mismo tiempo, señaló el reporte.
Se espera que la inversión extranjera en el mundo en desarrollo caiga a alrededor de un tercio, mientras que los envíos de dinero del exterior podrían caer en alrededor de un 8%, revirtiendo años de constantes aumentos, dijo la FAO en el reporte.
Los pobres en las ciudades serán los más afectados, debido a la pérdida de empleos, pero la presión por el precio de los alimentos también aumentará en áreas rurales ya que millones de emigrantes regresarán al campo.