El presidente de RN, Cristián Monckeberg, sintetiza la semana en que Chile Vamos retrocedió en realizar la acusación constitucional contra el ministro Mario Fernández. El fin de semana pasado, el gobierno decidió levantar el carácter de terrorista en la querella contra cuatro comuneros mapuches acusados de la quema de una iglesia evangélica en La Araucanía y que se encontraban en huelga de hambre desde hace más de cien días. Inmediatamente, los diputados de Chile Vamos anunciaron una acusación.

El lunes, sin embargo, el candidato presidencial de Chile Vamos, Sebastián Piñera, y los partidos del bloque tomaron distancia de la ofensiva y, finalmente, RN se impuso ante la UDI para postergar, incluso, una eventual interpelación.

¿Por qué retrocedieron en apoyar una acusación constitucional contra el ministro Fernández?

Nosotros tenemos tres objetivos centrales: alcanzar la Presidencia, lograr un Parlamento que nos permita gobernar y proyectar Chile Vamos. Eso requiere que hagamos las cosas bien. No podemos cometer errores en el último tramo de la carrera, no se puede improvisar. Cada decisión que tomemos tiene que ser sumamente estratégica. Vamos a fiscalizar lo que más se pueda, lo vamos a hacer siempre. Vamos a interpelar, pero lo vamos a hacer en el minuto más adecuado, y éste no era el minuto más adecuado.

¿Por qué no era el momento más adecuado?

Porque lo que hubiésemos hecho con una acusación constitucional o interpelación, al filo de la elección, es unir a un gobierno que está más que dividido. Llevar adelante una interpelación a menos de diez días de una elección, o a menos de quince días, habría permitido al gobierno victimizarse y habríamos concentrado la agenda de campaña en la etapa final en una acción de fiscalización que no habría sido bien entendida por la ciudadanía.

El diputado Hasbún dijo que hay parlamentarios de RN que están más preocupados de mantener sus cargos que de los problemas en la zona.

No, mire, es bueno que todos los candidatos y, sobre todo los candidatos que vienen recién llegando a una región como es La Araucanía, se concentren en conquistar voluntades y corazones y hacer propuestas para que a la región le vaya mejor. Si uno aspira a ser candidato al Senado, no puede estar peleando permanentemente y buscando culpables en los partidos aliados. Lo que tiene que hacer es campaña y conocer bien los problemas de la región a la cual viene llegando recién.

¿El riesgo de unir al oficialismo para la elección es un análisis electoral, dada la tesis de que la próxima elección será estrecha?

Nunca hemos pensado que la elección va a ser fácil. Nos encantaría ganar en primera vuelta, pero estamos trabajando pensando en una segunda vuelta, y también necesitamos tener una mayoría en el Congreso, que no es fácil conseguir. Hay que cometer los menos errores posible, pensando en una elección presidencial y parlamentaria que es favorable a nosotros. El resultado va a ser estrecho. Hay que trabajar pensando como si estuviésemos perdiendo o ganando ajustadamente y dejar el triunfalismo.

¿Ve exceso de triunfalismo?

He visto triunfalismo en visitas a regiones, que es bueno, en la medida en que nos ayude a seguir haciendo campaña. Es malo en la medida en que nos quedemos en la casa y no sigamos trabajando, pensando que está todo ganado.

He visto que algunos creen que esta es una carrera corrida. Por eso vuelvo a insistir: dejemos de lado el triunfalismo... Creen que la elección está asegurada, pero no lo está.

En 2010, el gobierno de Sebastián Piñera también recalificó una querella en contra de comuneros mapuches. ¿Ese episodio pesó para retractarse de la acusación?

La decisión que tomó el gobierno en 2010 en torno a la Ley Antiterrorista es muy distinta. Lo que se hizo es llevar adelante un cambio legislativo, lo que trajo como consecuencia la recalificación de los delitos y que no cupieran dentro de la Ley Antiterrorista. Aquí el gobierno hizo algo muy distinto: avanzó en la línea de una defensa férrea a la Ley Antiterrorista y después le puso freno de mano y tuvo una actitud zigzagueante sin que mediara un cambio a la ley. Mientras nosotros veíamos a Aleuy haciendo el loco en Argentina, actuando coordinadamente con el gobierno argentino para combatir el terrorismo, la Presidenta le quitaba el piso. Lo mismo los ministros Fernández y Barraza. La lealtad de Aleuy es realmente para sacarse el sombrero. Otro simplemente se manda a cambiar.

¿Cree que el episodio con el subsecretario del Interior y el tema de La Araucanía les incentiva ese triunfalismo que usted ve?

Es evidente que nosotros estamos trabajando para ganar las elecciones y estamos haciendo todos los esfuerzos para que así sea, pero también tengo que decir que el desorden de la Nueva Mayoría nos facilita la pega para ganar la elección. Nosotros estamos haciendo mucho por lograrlo, estamos trabajando en unidad y con propuestas, pero ellos están haciendo mucho porque nosotros ganemos la elección presidencial y parlamentaria.

¿Cuán importante es que José Antonio Kast le dé su apoyo en segunda vuelta a Sebastián Piñera?

Tenemos que hacer todas las gestiones que sean necesarias para que quienes no voten por Sebastián Piñera en primera vuelta, sí lo hagan en segunda vuelta.

Carlos Larraín dijo que la gente que votará por Kast antes no se hubiese levantado a votar.

Es evidente que hay muchas personas que pueden votar por José Antonio Kast y que, finalmente, no habrían optado por nuestra opción. Eso es muy legítimo. Lo importante es que en una segunda vuelta hagamos los esfuerzos y sí se levanten a votar por Sebastián Piñera y derrotemos a la Nueva Mayoría.

¿Por qué cree que esa gente, que es de derecha, no opta por Piñera?

Cada candidatura representa distintas sensibilidades y ninguna candidatura es monedita de oro. No podemos pretender representarlos a todos, sobre todo cuando hay una oferta tan amplia.

Pero solo hay dos candidatos de derecha.

Sí, pero la candidatura de Piñera, para ganar, tiene que representar mucho más que la centroderecha y que nuestro sector.

Pero en su sector han enfatizado en proyectar a la derecha en ocho años. ¿Qué rol juegan ahí Kast o incluso Manuel José Ossandón?

Logrado el triunfo de Sebastián Piñera, inmediatamente tenemos que empezar a gobernar para consolidar nuestro proyecto político. Cuando ya reconstruimos nuestro sector -porque lo levantamos en estos cuatro años- y producido el triunfo, tenemos que consolidar ese proyecto político. Al día siguiente del triunfo, debemos ponernos a pensar a gobernar ocho o doce años, con un proyecto político en que el electorado y la ciudadanía se sientan cómodos. Para eso se requiere a todos. Y así como Ossandón se incorporó al partido, y así como Felipe Kast se sumó fuertemente a la candidatura de Piñera, vamos a requerirlos a todos en este proyecto de futuro. Ese proyecto debe ser inclusivo y dar espacios a todos. Y debe tener un espacio ideológico donde las diferentes visiones de nuestro sector se sientan cómodas. Ahí vamos a tener Chile Vamos para rato, porque está claro que la izquierda va a seguir muy desordenada.