Pese a que lleva dos semanas de vacaciones, el presidente de Renovación Nacional, Cristián Monckeberg, no se ha podido desconectar. A principios de mes debió luchar contra la mala señal de celular que tiene en su lugar de veraneo, para hacer varias llamadas y enviar mensajes a través de Whatsapp con el objetivo de alinear a los parlamentarios de su partido tras la crisis desatada en la Alianza por la mala evaluación en la encuesta Adimark. Y durante esta segunda semana ha seguido de cerca la polémica que estalló por el caso Caval.

¿Cómo evalúa las consecuencias de este caso?

Aquí hay un daño letal a la imagen de la Presidenta Bachelet y de Chile a nivel internacional, comparable con los episodios de Petrobras en Brasil y de los negocios de la familia Kirchner en Argentina. Aquí vimos cómo el hijo de la Presidenta actuó como negociante y lobbista, y durante una semana siguió a cargo de instituciones tan nobles como las que debe conducir una Primera Dama. Eso ha causado un grave daño al país.

¿De quién son las responsabilidades del daño que usted menciona?

La Presidenta Bachelet tiene responsabilidad en el daño a la imagen del país. Hubo una imprudencia de la Presidenta al confiarle un cargo así a Sebastián Dávalos, considerando su historial. Él entró a La Moneda premunido de la polémica por los autos Lexus y de una gran fortuna. Y esto terminó por causarle un gran daño a la imagen del país, porque esto ya estalló en la prensa extranjera.

¿Usted dice que debió haber sido más cuidadosa al designarlo?

El que haya parientes del Presidente en cargos de confianza es de extremo cuidado, ya que al momento de designarlos la vara debe ser aún más alta que para un funcionario normal. Y aquí no hubo ninguna vara. Por eso, nombrar a parientes o familiares siempre ha sido muy delicado.

El ex presidente Sebastián Piñera también tuvo a su hija trabajando ad honorem en La Moneda...

Es razonable que un Presidente pueda nombrar a un hijo en un cargo que es de su más absoluta confianza, pero es delicado. Por eso se debe ser extremadamente estricto al exigirle transparencia, currículum intachable y papeles limpios. Y eso, en el caso de Dávalos, no ocurrió. Me imagino qué habría pasado si el presidente Piñera hubiese nombrado a su hermano, "el Negro", para ejercer algún cargo de esta magnitud. Lo habrían hecho pedazos. En este caso, la Presidenta no evaluó como corresponde a su hijo, y hoy estamos pagando los costos como país.

El que Dávalos haya renunciado, ¿resuelve esta crisis?

La renuncia de Dávalos era lo mínimo que se exigía en este caso. Pero el daño ya está hecho. Aquí hay un patrón común entre los antiguos gobiernos de la Concertación y el actual gobierno de la Nueva Mayoría. Hemos visto una nueva faceta de la "ideología de la corrupción" que denunció Jorge Schaulsohn en su momento. Si antes el sello de los gobiernos de la Concertación era la corrupción y el mal uso de recursos públicos, hoy el sello de la Nueva Mayoría es el tráfico de influencias y el pituto. Esto, siempre en la línea de hacerse millonario a costa del Estado.

El caso Caval le dio un respiro a la Alianza tras el caso Penta...

El caso Penta se debe seguir investigando. No porque hoy tengamos un caso de esta magnitud en La Moneda nosotros nos vamos a olvidar de un problema que se debe resolver legislativa y políticamente. Aquí hay que continuar investigando hasta el final.

En el oficialismo algunas voces plantean que los parlamentarios vinculados al caso Penta deberían adoptar una actitud similar a la de Dávalos. ¿Lo comparte?

El oficialismo critica el empate y ahora recurre a él. Está claro que el caso Penta fue muy dañino. Marzo es un mes de decisiones: se deben dar señales políticas y legislativas claras en esta materia.

¿A qué se refiere con señales políticas claras? ¿A renuncias?

Cada uno sabe dónde le aprieta el zapato.