Cristina Kirchner siempre eligió una figura internacional en la que apoyarse. Lo hizo con la alemana Angela Merkel, con los brasileños Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma Rousseff y con el estadounidense Barack Obama, entre otros. En su vuelta al trabajo, el martes pasado, buscó "espejarse" en Michelle Bachelet, la ex presidenta en carrera para una segunda vuelta electoral. Cristina K recurrió a su figura varias veces en la última semana.
Las preguntas y las interpretaciones son consecuencias de lo dicho. La renacida admiración de la mandataria transandina por su vecina tiene varias lecturas. Una es que, abortado el sueño de una segunda reelección en 2015, al no haber conseguido el kirchnerismo legisladores suficientes para impulsar una reforma constitucional que lo permitiera, Cristina anhela hacer "la gran Bachelet". Es decir, reorientar su gobierno estos dos años que le quedan, ajustar las distorsiones, enfriar las críticas y aprovechar el escaso contraste que tiene como otras figuras, para después volver.
Por otro lado, en la Casa Rosada leyeron el mensaje llegado desde Santiago, confiaron fuentes oficiales a este diario. Sebastián Piñera terminará su mandato con una desgastada relación con la mandataria argentina, que decidió enviar reiterados mensajes a Chile en la última semana.
La primera señal de Cristina fue hasta precipitada. El domingo, en su primer gesto oficial tras finalizar su licencia, la presidenta felicitó a Bachelet, sin que la chilena hubiera ganado, algo que entre países se hace al final y no en el medio. Al anunciar los cambios del gobierno, desde el oficialismo argentino deslizaron que al ahora ex jefe de gabinete Juan Manuel Abal Medina se le había ofrecido reemplazar a Ginés González García en la embajada en Santiago. Con eso quisieron mostrar que enviaba un hombre del riñón izquierdo. Pero Abal Medina no estaría ahora muy convencido.
En su discurso de la Casa Rosada, el miércoles, las referencias internacionales sólo estuvieron ancladas en Bachelet. Cuando hablaba de que su gestión había estado marcada por ejes como la industria, la innovación tecnológica y la educación, soltó: "Cuando veo a mi amiga Michelle Bachelet que va a pelear la segunda vuelta, y uno de los puntos de su gobierno es educación gratuita, cómo no sentirme orgullosa de lo que hemos hecho en la Argentina".
Después, ante los jóvenes militantes que la vitoreaban hizo una singular lectura de la prensa. Recordó que durante su licencia tenía tiempo para leer diarios y que en los últimos días había leído el titular de un diario español: "¿Se acuerdan de Camila Vallejo, la joven chilena, dirigente estudiantil, que hoy es candidata por el Partido Comunista en su país que viene acompañando a Michelle Bachelet?", preguntó. Cristina frenó para responderle a la "hinchada" que Vallejo era "muy linda, una geóloga, muy linda", para luego contar que el diario titulaba la nota "De rebelde a diputada". Y agregó: "¿Les suena la crítica? ¿Tirando tiros para después tener el justificativo de matar jóvenes que luchan por el cambio? Nooo. Nunca más". Y entonces sugirió que la aliada de Bachelet era el ejemplo de la dirigencia juvenil que buscaba.