"Sin actividad oficial programada". Ese es el mensaje que luce desde fines de 2013 el banner de la "agenda presidencial" en el sitio web de la presidencia argentina. Cristina Fernández de Kirchner está de vacaciones desde el 20 de diciembre en la sureña localidad de El Calafate y retomaría sus funciones a comienzos de la próxima semana. Sin embargo, lo que sorprende a los argentinos, y en especial a la prensa, es que desde entonces casi no ha pronunciado palabras en forma pública. No hubo mensaje navideño ni tampoco de Año Nuevo, un silencio que ha sido catalogado como"una suerte de política de Estado" por Fernando Laborda, columnista del diario La Nación.
Según ese diario transandino, la presidenta está "monitoreando todo por teléfono", pero habría adoptado un extremo bajo perfil para evitar pagar el costo político de los últimos hechos registrados en el país. Tras retomar las riendas del gobierno en noviembre pasado, luego de su licencia de casi seis semanas por una cirugía para drenarle un hematoma cerebral, Cristina K ha debido enfrentar una ola de saqueos en diversos puntos del país, masivos apagones de luz y "piquetes" urbanos en la ciudad de Buenos Aires y su conurbano. Y pese al creciente malestar social, la mandataria se ha mantenido en silencio.
Su última aparición en público data del 10 de diciembre, día en que lideró los actos por los 30 años del regreso a la democracia. Luego apareció en una ceremonia de ascenso de oficiales de las FF.AA., pero no habló, mientras que su último tuit es del 13 de diciembre. Hasta ahora, sólo interrumpió su estratégico silencio un día después de Navidad, cuando negó, a través de la agencia oficial Télam, una eventual candidatura para 2015. "No hay ninguna posibilidad", dijo, al desmentir al diputado oficialista Carlos Kunkel, quien un día antes había dicho que Cristina buscaría un tercer período.
Según el analista político argentino Darío Gallo, consultado por La Tercera, el largo silencio de Cristina "no sorprende tanto como debiera. En otras ocasiones, aún viviendo Néstor Kirchner, solían 'borrarse' en situaciones complejas, pero ahora se suma la enfermedad de ella. Hay que ver si regresa la semana que viene, como se espera. Entiendo que su regreso está programado para el 8 de enero".
Ante el silencio de la presidencia, quienes han hablado a nombre del Ejecutivo han sido el jefe de gabinete, Jorge Capitanich, y el ministro de Planificación Julio de Vido. Para Fernando Laborda, una de las hipótesis que explicarían la decisión de no hablar de la jefa de Estado tendría que ver con la caída de su imagen en las encuestas. Según un sondeo del diario Clarín, difundido a mediados de diciembre, la imagen de Cristina Fernández bajó de 42,3% en noviembre a un 27,9% el mes pasado, tras los saqueos. A su vez, la imagen negativa creció del 30% al 38%, mientras que la desaprobación a su gestión subió 10,6 puntos.
"Los datos de los dos últimos meses dan cuenta de que Cristina mejora su imagen cuando está recluida y callada, y empeora cuando se expone públicamente. Pero nadie puede pensar sensatamente que su silencio sea la solución", escribió Laborda.
En medio de este clima, el gobierno anunció ayeruna nueva canasta que incluye 100 productos, con precios pactados con proveedores y cadenas de supermercados.