Crítica de cine: Alicia en el país de las maravillas
Parecía un matrimonio de película: juntar el más oscuro de los libros infantiles -Alicia en el país de las maravillas- con un cineasta como Tim Burton, que tiene fuertes influencias victorianas en sus temas y en su estilo.
En el papel, y en la cabeza de cualquier productor, hacer una versión de Alicia en el país de las maravillas, de Lewis Carroll, quizás el libro infantil más oscuro de la historia, y encargársela a Tim Burton, el cineasta de cuentos infantiles de evidentes influencias victorianas, es claramente como un matrimonio hecho en el cielo. De lejos, podría incluso afirmarse que todas las películas de Burton se resumen en Alicia...: jóvenes exploradores (y exploradoras) enfrentados a animales dementes, guerras inútiles y héroes extraviados.
Sin embargo, en la entrada de cada uno de los cines donde se exhibirá este fin de semana, en español o con subtítulos, en 35 mm o en 3D, debería haber un inmenso cartel avisando a los potenciales espectadores: "Esta película no es una adaptación del libro de Lewis Carroll del mismo nombre. Muchos de sus eventos han sido cambiados, tergiversados o simplemente eliminados". Esto no es sólo porque se hayan tomado elementos de Alicia a través del espejo, el otro libro de Carroll sobre el cual, dicen los créditos, también está basada la película. Para quien haya querido escucharlo, Tim Burton ha dicho incluso en las entrevistas promocionales de esta película que nunca se sintió demasiado interesado por el libro de Alicia en el país de las maravillas, pues nunca tuvo "una conexión emocional" con sus aventuras y, por lo mismo, en esta cinta trató que Alicia fuera más una historia que una serie de eventos sin sentido.
No es poco común en Hollywood tener a directores destacados haciendo películas que no les importan. Tim Burton aceptó hacer Alicia... porque el trato con Disney le permitirá hacer Frankenweenie, un remake en grande de uno de sus primeros cortometrajes, de la misma forma que David Fincher aceptó hacer El curioso caso de Benjamin Button para hacer la que de verdad quería: Zodíaco. No sólo ambas versiones implicaron cambios en los argumentos (Benjamin Button es un cuento de Fitzgerald); también han sido exitosas: Fincher fue nominado al Oscar y en lo que va del año Alicia... es la película más taquillera de la temporada.
¿Y qué es lo nuevo acá? Alicia es una adolescente con pesadillas recurrentes que la llevan a un mundo fantástico. En la estricta sociedad londinense en la que vive, participa en un baile donde -le avisan- un aburrido y feo aristócrata le ofrecerá matrimonio y deberá aceptarlo. En eso, se aparece el conejo con el reloj. Alicia lo sigue, cae en un pozo, llega a Wonderland, o como bien nos aclararán más tarde, Underland, la tierra subterránea. Ahí todos parecen reconocerla de un viaje anterior (suponemos, la verdadera Alicia en el país de las maravillas), y le indican que está escrito en su destino usar una armadura y derrotar a un monstruo con una espada, como una nueva Juana de Arco victoriana.
Lo que vemos en pantalla se siente, entonces, ya no como una adaptación, sino como una segunda parte de una película que no hemos visto. En sí mismo esto no debería ser un problema: la adaptación libre puede ser en ocasiones el único camino para liberar una obra con antecedentes tan canónicos como Alicia... El problema radica más bien en que la nueva obra carece de la exquisita sensación de extrañeza vital y del escapismo que está vivo, y que se mantiene vigente, en la novela original.
Director: Tim Burton.
Reparto: Mia Wasikowska, Johnny Depp, Helena Bonham Carter, Anne Hathaway.
Género: aventuras.
País y año de producción: Estados Unidos, 2010.
Sitio oficial: www.disneylatino.com/peliculas/cine/aliciaenelpaisdelasmaravillas/
Duración: 108 minutos
Calificación: TE
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