Histórico

Crítica de cine: Detrás de las paredes

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El director irlandés Jim Sheridan, comenzó su carrera con el pie derecho
al dirigir, en 1989, Mi pie izquierdo. El tiempo ha pasado y Sheridan ha sabido
demostrar, con algún que otro altibajo (véase Hermanos) que es un artesano
eficaz y que el drama humano es su terreno ideal. También ha sabido demostrar
que, cuando se aleja por géneros desconocidos, las metidas de pata que se puede
despachar son de tamaño XXL, para demostrarlo ha dirigido Detrás de las paredes,
un horror de thriller.

Daniel Craig es Will Aterton, un buen padre de familia y devoto esposo,
quien ha decidido renunciar a su trabajo y así pasar más tiempo con su amada
familia. No solo eso, también ha comprado una casa en los suburbios, la cual sirve
como refugio ideal para mantener feliz a su esposa, Rachel Weisz, y a sus dos
pequeñas hijas. Como cualquier thriller dicta, no tarda mucho en romperse la paz
del idílico lugar. ¿Qué se oculta al interior de la casa soñada? ¿Quiénes fueron los
anteriores habitantes del lugar? ¿Por qué todo el mundo actúa tan de manera tan
extraña? Y, lo más importante, ¿a cuántas películas se puede parecer este film? El
resplandor, El sexto sentido, Una historia de dos hermanas, La isla siniestra, son solo
algunas de las realizaciones de las cuales Detrás de las paredes toma elementos,
para crear un compendio de lugares comunes, que no convencen, asustan ni
mantienen vivo el interés. Y es que, aunque tengas un buen grupo de actores, si no
tienes una buena historia, hasta la casa más sólida se viene abajo, partiendo por las
paredes, claro.

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