Parcialmente inspirada en el segmento de "El aprendiz de brujo" de la cinta animada Fantasía, de Walt Disney, donde el ratón Mickey se ayudaba de la magia para darles vida a unas escobas y unos baldes con agua que terminaban superándolo, aquí hay un mago consagrado (Nicolas Cage) que debe traspasarle sus poderes a un mago aprendiz (Jay Baruchel), evitando que un mago malvado (Alfred Molina) tome control de la ciudad de Nueva York y, bueno, destruya el mundo. La aventura está condimentada por toneladas de efectos especiales, lo cual ya es una constante en las últimas películas de Nicolas Cage. Pero esa pirotecnia no sirve para animar esta guerra de los magos. Además, cobran vida la emblemática escultura del toro de Wall Street e incluso aparece una muy recatada Monica Belucci. La verdadera magia, desde luego, habría estado en que no se la viera tan recatada.

En fin, la película hace su propia versión del desastre de las escobas y los baldes en un pasaje que no pega muy bien con el resto del relato, pero que viene a reforzar la vocación familiar y algo humorística que tiene Jon Turteltaub, director de esta y de las dos partes de La leyenda del tesoro perdido, también protagonizadas por Nicolas Cage y donde se combinaban, en dosis similares, museos, aventuras y nacionalismo. Una película para ver y borrar de la cabeza.

Director: Jon Turteltaub.

Con: Nicolas Cage, Jay Baruchel, Alfred Molina, Teresa Palmer.

Duración: 108 minutos

Género: Fantasía.

Producción: EEUU, 2010.

Calificación: Todo espectador.