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Crítica de cine: La revelación

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La ambigüedad moral, los compromisos de la vida, las mentiras dichas a diario para poder seguir adelante, son sólo algunas de las áreas que el drama carcelario La revelación viene a revisar. Pero como en muchas otras películas que se adentran en temas tan peliagudos y espinosos, salir libre de toda culpa es bastante difícil.

Robert de Niro interpreta a Jack Mabry, un oficial de libertad condicional a cargo de evaluar a los prisioneros. Como es menester en estas películas, Mabry es un tipo que ha visto de todo y está a punto de retirarse. De carácter más bien violento, ha encontrado en la religión no una solución para su atribulada alma, pero sí un freno para sus furias. Devoto ferviente, va todos los domingos a misa y escucha de manera constante la radio cristiana. El temor a pecar y el temor a Dios son, de vez en cuando, el mejor aliciente para portarse bien y acallar a los demonios que se llevan dentro. Que esto conlleve destruir, de manera pasiva y por años, a su temerosa esposa, interpretada con sobriedad por Frances Conroy, es secundario. ¿Qué importan años de mal matrimonio e infelicidad, si todo está de acuerdo a las leyes de Dios?

El último caso que Mabry debe someter a juicio es el de Gerald "Stone" (Edward Norton), interno acusado de ser cómplice en el asesinato de sus propios abuelos. Mabry no tarda en darse cuenta de que este será el caso más difícil de su carrera, en especial cuando entre en juego la sensual y desinhibida mujer del recluso, Lucetta, interpretada por una ardiente Milla Jovovich, quien comenzará un juego de seducción en torno a Mabry, haciendo resurgir sus más oscuros demonios.

El cuarteto de actores está perfecto y existen diálogos y escenas muy bien logradas. A esto le sumamos a un De Niro inspirado y a un Norton que parece querer revivir lo que hizo en su buen debut, La raíz del miedo, pero todo queda en el terreno de las intenciones.

La revelación comienza su recorrido enmarcada en los códigos del cine negro, con una femme fatale explosiva, un criminal que mueve los hilos a su antojo y un hombre "inocente" que debe luchar para combatir el mal. En su primera mitad el relato transcurre con rapidez, haciéndonos partícipes del drama y la intriga, pero cokienza a naufragar cuando la historia nunca se decide a emprender vuelo en dirección alguna. Es más, deja de lado lo que parte siendo y podría haber resultado más interesante, y trata de internarse por terrenos que le van quedando como poncho. La culpa, el pecado, la traición, son los temas en este filme que no logra salir de su propia prisión de simbolismos y extravíos.

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