Si había algo interesante y sorprendente en Crepúsculo, la primera parte de esta saga de películas de vampiros, era la evidente sublimación del deseo sexual adolescente en clave romántica. Como recordarán, todo lo que quiere Bella Swan es ser mordida por Edward Cullen, un vampiro de 108 años que parece de 17, quien, a su vez, se niega a caer en la tentación de hacerlo por la maldición que podría significar la vida eterna para su amada. Morder y ser mordido, entonces, es un compromiso eterno para el que hay que estar muy seguros antes de consumarlo.
En esta segunda parte, ante la insistencia de Bella de ser iniciada, Edward no tiene más salida que emprender la retirada. Esta decisión deja a Bella despechada y triste, pero todavía con deseos.
Entonces empieza a poner atención en su amigo de la infancia, Jacob, hoy un musculoso indígena quileute, de larga cabellera, quien apuesta por la estrategia milenaria de "un clavo que saca otro clavo". +Bella sigue enganchada de Edward, quien se le aparece como un ridículo holograma de tanto en tanto, pero tampoco puede quitar los ojos de los bien trabajados pectorales de Jacob.
La disyuntiva de Bella se profundiza cuando descubre que a Jacob se le viene muy bien la licantropía. Es más: pertenece a una manada de jóvenes hombres lobo que se dedican a perseguir vampiros.
Luna nueva camina por la delgada línea que separa al melodrama de la ridiculez, y en un par de ocasiones (por cierto, más veces que en Crepúsculo) trastabilla.
No es tampoco algo tan grave: el cambio de director (salió la precisa Catherine Hardwicke y entró Chris Weitz) le quitó densidad a la construcción de los personajes, aunque también le agregó autoconciencia cinematográfica a la manera de Scream o Una película de miedo: los personajes, por ejemplo, van al cine, critican la mitología de las cintas de zombies o se marean viendo películas de acción.
Ciertamente, esta saga ha tenido un éxito comercial aún mayor del esperado, pero lo que ganó en utilidades lo está perdiendo en coherencia interna: ya estos actores se ven demasiado crecidos como para hacer creíble la castidad y el deseo sexual insatisfecho sin caer derechamente en la comedia.
Director: Chris Weitz.
Reparto: Kristen Stewart, Robert Pattinson, Taylor Lautner.
País y año de producción: Estados Unidos, 2009.
Género: Romance juvenil.
Sitio oficial: www.twilightthemovie.com
Duración: 130 minutos
Calificación: Mayores de 14 años