Crítica de cine: Sánchez Besa
Al margen de su tema, el documental nunca es fácil de abordar. La pista se pone más pesada cuando se trata de la vida de un desconocido. Sánchez Besa fue un chileno de principio de siglo pasado que, enfrentado al exilio tras un nunca del todo aclarado hecho de sangre que involucró a su primo hermano, descubre en París su pasión por los aviones. Cuando para volar se necesitaba más ganas que expertise, Sánchez Besa se transformó en un adelantado a su época. Entre lo mejor de este documental está su capacidad de hacernos parte de la aventura del protagonista. Más discutible es la decisión de "poetizar" una vida y una vocación que ya de por sí son poéticas. Sobran las intervenciones de Gregory Cohen y de Erick Polhammer, tal como sobra la insistente foto de Sánchez Besa que viaja por todo el mundo. Pero, así y todo, este es un trabajo que tiene claridad, rigor y cariño. Quizás no emociona y se desarma un tanto sobre el final, Pero, como apunta uno de los entrevistados, muestra que no sólo se hace poesía escribiendo sino también en la acción. Tal cual.
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