Crítica de cine: Te amo, brother

En esta comedia todos los roles del género han sido reasignados y es la mujer (y no el amigo) quien se convierte en el personaje comprensivo que se hace a un lado para que el verdadero amor triunfe.




¿Qué está pasando aquí? Hemos visto esta clase de comedia mil veces y, sin embargo, hay algo que nos perturba mientras la vemos. No es que sea mala. De hecho, es una de las mejores comedias recientes que hayamos visto. Pero algo no encaja del todo.

El concepto clave es "desplazamiento". Esta es una historia clásica, pero donde los roles han sido desplazados y sólo se mantienen incólumnes las apariencias.

Peter es muy sensible y femenino. Se va a casar con su novia, quien le ve como un gran partido, salvo por el extraño detalle de que no tiene un solo amigo varón. Los únicos machos en su círculo íntimo son su padre y su hermano, quien es gay.

Empujado por su propia novia (que necesita un padrino para la futura boda), Peter empieza a buscar amigos, tarea en la que comete todos los errores de rigor. Hasta que conoce a Sidney, un gordo despelotado, solterón e irresponsable, que va a despeinarle mucho más allá de los deseos de su novia.

Hemos estado antes en estos pastos. Desde Los rompebodas hasta Ligeramente embarazada, muchas comedias recientes se han centrado en amigotes que no maduran hasta que se topan con las mujeres de su vida.

Pero Te amo, brother no es sobre tipos brutos aprendiendo a entender a las chicas: más bien es un romance gay apenas platónico, una historia de amor no entre Peter y su novia, sino entre Peter y Sidney. El desplazamiento opera de forma brillante, tanto que al final, cuando la película nos ofrece la boda de rigor (carrera contra el tiempo incluida), todos los roles del género han sido reasignados y es la mujer quien se convierte en el personaje comprensivo que se hace a un lado para que el verdadero amor triunfe.

No es casual que Jason Segel (Sidney) recuerde más a la ansiedad distraída de un John Candy que a la pachorra de un Seth Rogen. No es casual que la única pareja heterosexual interesante sea un matrimonio fundado en el insulto y el desprecio mutuo. Ni que el personaje más centrado sea el hermano gay que seduce heterosexuales por deporte.

Te amo, brother es divertida en general. Pero su verdadera gracia radica en su torcida moral, en su vocación subversiva y en su genuina capacidad para inquietar a los incautos. No está mal para una supuesta comedia romántica.

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