A diferencia del común de los mortales, que una vez muertos callan para siempre, Miguel Sessa, el protagonista y narrador principal de La segunda mano, siguió expresándose con inusitada soltura desde el más allá. El fenómeno se explica en que su madre, mujer inconsolable ante la pérdida del hijo único, asistió a unos cursos psíquicos en el centro esotérico de Quilpué, después de los cuales obtuvo conocimientos (o poderes) que le permitieron establecer un diálogo copioso entre este mundo y el otro. Así fue como Miguel Sessa, militante del grupo ultraderechista Patria y Libertad fallecido a los 32 años, días después de sufrir un accidente automovilístico, en agosto de 1973, tuvo la oportunidad de contar su historia.

En la breve introducción al trasfondo verídico de la novela, Germán Marín, autor del libro y primo hermano de Sessa, explica que el ritual consistió en que el espíritu de Miguel dictaba frases, verdaderas memorias de ultratumba, que la madre de inmediato anotaba "en unos desordenados cuadernos de hojas cuadriculadas, difíciles a veces de entender por su caligrafía enrevesada. Lector de éstos bajo una suerte de privilegio, pues tía Aída en general era distante, desconfiada, mi participación secundaria en el resultado está expresada en el título de la novela".

Fiel al estilo narrativo espeso que le ha granjeado aplausos dentro de Chile (parrafadas largas, frases triunfadoras, vaivenes inesperados, conceptos maliciosos, cavilaciones fecundas), Marín acomete en ésta, su octava novela, una osadía dentro de un formato que de por sí es arriesgado: son varias las ocasiones en que el autor suelta dos voces dentro del mismo párrafo, y lo hace con total desparpajo, es decir, sin jamás prevenir al lector. Tal recurso provoca asombro en un primer momento y después agrado, pero más que nada, contribuye a crear un ambiente ligeramente espectral muy a tono con las circunstancias que dan pie a la narración.

Jornada tras jornada, sesión tras sesión, luego de encender un candelabro de bronce y dejar a mano un plato con frutos secos, la madre de Miguel transcribe la autobiografía que le dicta el hijo desde un más allá no descrito, pero aun así, bastante verosímil. El relato, estructurado casi todo en primera persona (las irrupciones de Marín, como tal, son esporádicas), describe, por medio de capítulos cortos, recuerdos de niñez (el muchacho paseando a la nana de la casa con un collar de perro al cuello), de juventud (una vida de playboy adinerado y consentido), y así, manteniendo el nivel anecdótico, hasta llegar al momento de la revelación: hijo de emigrantes italianos enriquecidos a través del trabajo y el esfuerzo, Miguel renuncia a lo que cabría denominar el curso natural de su existir y se enrola en Patria y Libertad luego de haber adquirido entrenamiento físico y mental en artes marciales orientales.

Novela que aborda la crueldad y la desesperación de una época histórica reciente a través de la reconstrucción de episodios reales, La segunda mano también representa un juicio a la forma en que este país se ha desarrollado en los últimos 40 años. Para Miguel Sessa o para su espíritu, la solución a los problemas actuales de la patria se encuentra en lo que llama el socialfascismo, una curiosa mezcla entre socialismo, nacionalismo y ultraísmo de derecha.