Al final del DVD Michael Bublé Meets Madison Square Garden, el cantante escapa por un pasillo, se echa en un sillón, enciende un cigarrillo y se toma un vaso de whisky. El momento sirve como bautizo de fuego. La figura del crooner (vocalista de las big bands, en su definición más llana) no depende sólo de la buena voz y la pinta. El arte de este negocio tiene tantas variables que raya en la caricatura. Sinatra, Martin y Davis Jr. dictaron cátedra, ampliando el escenario a su vida privada y viviendo con similares excesos a los de una estrella de rock. Cuando presentaban a Dean Martin, el locutor de turno sacaba risas con su honestidad: "Señoras y señores, directo del bar, con ustedes, Dean Martin".

Bublé desarrolla la faceta de entretenedor con todos los guiños, chistes y susurros que exige el papel. Su presentación en el Madison Square Garden (que cierra dos años de gira por 40 países) debe ser tomada como un momento teatral, además de una sesión de música que quedará en los archivos. Para comprender la magnitud del fenómeno, no basta con revisar el disco: conviene chequear la versión doble con DVD, activar los subtítulos y sentarse a ver y escuchar.

Bublé parte el show con I'm your man, de Leonard Cohen, en una versión llena de bronces, musicalizada como cine negro. El repertorio seleccionado incluye composiciones propias (Everything, Lost y Home), standards (I've got the world on a string, Call me irresponsible, Song for you) y el clásico Crazy Little thing called love. Hurgando en el DVD aparecen dos maravillas: Stardust (junto al grupo vocal Naturally 7) y el magnífico You're nobody till somebody loves you. El libreto es perfecto: hace cantar al público lo suficiente como para que se sientan acogidos y sobran los guiños a los músicos, todos jóvenes, efectivos y disciplinados. Al terminar Song for you, Bublé deja el micrófono y sigue cantando a viva voz, desarmando a la galería y declarando, con más fuerza, quién maneja este circo.