Nadie quedó indiferente. El Vaticano, la Unión Europea, representantes islámicos alrededor del mundo y grupos ultranacionalistas reaccionaron, rechazando o alabando el referéndum suizo que el domingo sorpresivamente aprobó la prohibición para construir nuevos minaretes -torres que se ubican en las mezquitas- en los templos musulmanes de ese país. Así, el hecho abrió un intenso debate sobre la libertad religiosa y el temor al Islam en el Viejo Continente.
Ayer, el diario vaticano L'Osservatore Romano tituló: "El 'no' suizo a los nuevos minaretes daña la libertad religiosa", siguiendo la postura expresada por los obispos suizos, quienes dijeron que el resultado de la consulta complica la cooperación e integración entre los credos.
Las críticas también llegaron desde organismos como Naciones Unidas. Ayer, la relatora de la ONU sobre libertad religiosa, Asma Jahangir, dijo que la prohibición va en contra de las obligaciones de Suiza en relación con el respeto de los derechos humanos. "Este voto nos recuerda que ninguna sociedad está a salvo de la intolerancia religiosa... el temor irracional hacia los musulmanes ha sido ampliamente explotado en Suiza", señaló. Se estima que alrededor de 400 mil musulmanes viven actualmente en Suiza. La mayoría de ellos proviene de países como Turquía, Albania y las ex repúblicas yugoslavas.
A su vez, el canciller galo, Bernard Kouchner, dijo estar "conmocionado" tras la votación y agregó que "si no se pueden construir más minaretes, eso supone que se está oprimiendo a una religión".
En tanto, varios analistas políticos europeos apuntaron a que la resolución abre un debate más amplio sobre la libertad religiosa en el continente. Incluso, algunos señalan que, tras la prohibición de los minaretes, podrían aparecer iniciativas similares en contra de la burka, la vestimenta que cubre el cuerpo de algunas mujeres musulmanas. De hecho, el presidente del Partido Democristiano suizo, Christophe Darbellay, dejó entrever que buscaría eliminar el uso de esa vestimenta en el país, así como restringir el uso del velo islámico.
Analistas advirtieron que la votación también tendrá un impacto negativo en la imagen de Suiza, considerado a nivel internacional como un país laico, cosmopolita y abierto.
En el mundo musulmán la noticia fue un balde de agua fría. "Es un acto contradictorio en sí mismo, y no debería ocurrir en un país que cree en el secularismo, la democracia y el liberalismo", dijo Ahmad Baddja, representante de la mayor organización islámica en Indonesia, país que tiene el mayor número de musulmanes en el mundo.
Sin embargo, miembros de la ultraderecha europea manifestaron su aprobación al resultado de la consulta. Así, el Partido Popular Danés anunció que presentará una propuesta para realizar una consulta sobre la prohibición de construir minaretes en el país, siguiendo el ejemplo suizo. Se estima que en ese país representa un 4% de la población total danesa y hace pocos meses la municipalidad de Copenhague dio el visto bueno a la construcción de la primera gran mezquita en la ciudad.
En Italia, el partido federalista Liga Norte -que forma parte de la coalición de gobierno- aplaudió el resultado de la consulta suiza y la calificó como "un triunfo contra la ideología filoislámica". Además, propuso incluir la cruz dentro de la bandera italiana.