El canciller belga, Didier Reynders, está recibiendo una serie de críticas por presentarse en un acto de beneficencia con la cara pintada de negro, lo que a juicio de algunos plantea interrogantes sobre la sensibilidad de Bélgica hacia el racismo.

Reynders, se disfrazó de  "negrito", un personaje folclórico de Bruselas que representa a un rey africano.

Según el canciller, lo hizo como parte de una tradición centenaria en el acto de caridad para los pobres. Pero organismos defensores de los derechos humanos arreciaron sus críticas.

"Este hombre representa la imagen de nuestra nación en el exterior", afirmó Wouter van Bellingen, director del Foro de las Minorías. "Esto es inaceptable".

Reynders dijo en su página de Facebook que le agrada "ser parte del folclor en la época del carnaval. tal como lo exige la tradición".

"¿Va a presentarse con ese rostro teñido de negro en su próximo encuentro  con responsables africanos  es Vergonzoso!", lanzó en Twitter Peter Bouckaert, un  directivo de Human Rigth Watch.

La actriz estadounidense Mia Farrow reenvió un mensaje en Twitter de otro  responsable de esta organización de defensa de los derechos humanos, Andrew  Stroehlein, que estimó "lamentable" y "embarazoso" que el ministro se  disfrazara de esa manera.

La polémica, que tomó a Bélgica por sorpresa, nació con la difusión el  miércoles por un canal de televisión francés de un reportaje sobre el "desfile  de los negritos", en el que participó Reynders y el alcalde de  Bruselas, Yvan Mayeur.

Los miembros de este grupo creado en 1876 desfilaban, como cada año en  periodo de carnaval, en el centro de Bruselas para recolectar fondos destinados  a los niños desfavorecidos.

Para no ser reconocidos se tiñen el rostro con cera negra y se visten con  saco negro, gola blanca, pantalón bombacho de colores fuertes y sombrero negro  de copa alta.

En esta ocasión, la estatua simbólica de la capital belga, el Manneken Pis,  también fue vestido como un "negrito".

"Es con honor y buen humor que participé", explicó en su blog el ministro  belga, cuyo país dominó hasta los años 1960 el Congo, Ruanda y Burundi. 

En noviembre, el último "gran museo colonial del mundo", el Museo Real de  África Central, situado en las afueras de Bruselas y fundado por Leopoldo II en  1897, entonces propietario del Estado Libre del Congo, cerró sus puertas para  renovar su propuesta museográfica. Esta no había sido revisada desde 1957, es  decir tres años antes de la independencia del Congo.

Bélgica también ha sido criticada por un personaje llamado Pedro Negro, el supuesto ayudante de San Nicolás que es considerado por muchos como un estereotipo grotesco.

En 2012, la justicia belga se negó a prohibir el álbum "Tintín en el  Congo", acusado de difundir estereotipos racistas.