De poco sirvió que el Departamento de Estado norteamericano pidiera a los líderes extranjeros presentes en la cumbre de la Celac "reunirse con el cubano de a pie y los miembros de la sociedad civil" o que Amnistía Internacional y Human Rights Watch se unieran a Washington en la condena a las detenciones de docenas de disidentes por parte del gobierno cubano para mantenerlos alejados de la cita hemisférica. Al contrario, el gobierno de Raúl Castro no recibió críticas directas de ninguno de los asistentes a la cita en La Habana por el asunto de los derechos humanos en la isla, lo que gatilló fuertes cuestionamientos de diversos sectores.
A diferencia de 1999, cuando los reproches del entonces Presidente mexicano Ernesto Zedillo por la situación de las libertades en el país caribeño terminaron por congelar la especial relación de su país con Cuba, esta vez "el único que habló de derechos humanos en la Celac fue Ban Ki Moon", afirmó el diputado venezolano al Parlatino y secretario de Política Internacional del opositor Partido Un Nuevo Tiempo, Timoteo Zambrano, en alusión al secretario general de la ONU. Incluso, EE.UU. se manifestó ayer muy "decepcionado" con los países que asistieron a la cumbre, por considerar que "traicionaron" los principios democráticos de la región.
"Se le ha permitido a Raúl Castro, como presidente pro témpore, maquillar su rostro político, tratar de presentarlo como un demócrata, violando los mismos acuerdos de la Celac, cuyos principios son la promoción de la democracia y los derechos humanos", señaló Milos Alcalay, ex vicecanciller y ex embajador venezolano ante la ONU, quien, además, lamentó que el bloque de países de izquierda de la región lograra que en las declaraciones de la Celac se omitiera la importancia de la democracia.
Sin embargo, la declaración de la Celac, que tiene 83 puntos, consigna la intención de "fortalecer las democracias y todos los derechos humanos para todos". "No se trata de alusiones directas a Cuba, pero en foros como los de la Celac, como los de las cumbres iberoamericanas, cualquier uso de la palabra democracia remite tácitamente a Cuba, por ser éste el único país de la región que no acaba de adoptar esa forma de gobierno", explicó a La Tercera el historiador cubano residente en México Rafael Rojas.
Según observadores citados por el diario español ABC, el resultado de la cumbre de la Celac en La Habana ha sido "un nuevo balón de oxígeno" para el régimen cubano. De hecho, coincidiendo con el cierre de la cumbre, se conoció otro éxito diplomático para Cuba. Los países de la Unión Europea alcanzaron un consenso para abrir la negociación de un acuerdo bilateral con La Habana que construya un nuevo marco de relación, hasta ahora basado en la llamada "posición común", que proscribe el diálogo con la isla mientras no se avance en el asunto de las libertades.
"Detrás de la fachada creada estos días por la cumbre de la Celac, la situación económica y de DD.HH. sigue deteriorándose en el país", concluyó Elizardo Sánchez, líder de la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN). El disidente comentó al diario ABC que Costa Rica fue el único de los ocho países a los que la CCDHRN envió una carta que respondió de forma positiva a la solicitud de una reunión.
Pese a esta situación, Rojas no duda que otros presidentes o funcionarios de la región hayan tratado "en privado" el tema de los DD.HH. en la isla. "Esas persuasiones, sobre todo en un marco protocolario y diplomático como el de una cumbre de la Celac, pueden ser más eficaces que una reunión con la disidencia", concluyó.