Si hubiera alguna duda de que los comentarios grabados en secreto de Mitt Romney sobre el "47 por ciento" habían saltado más allá de la campaña presidencial, quedó borrada con la primera pregunta del debate para el Senado en Virginia, el jueves pasado.
Señalando que la contienda por el escaño del Senado entre George Allen y Tim Kaine estaba ocurriendo "a la sombra de la contienda presidencial", David Gregory, el moderador del debate y presentador del programa "Meet the Press" de NBC, pidió a los candidatos que reflexionaran sobre la descripción que hizo Romney de casi la mitad del país como dependientes que no pagan el impuesto sobre ingresos federal.
La respuesta de Kaine ofreció el momento más noticioso en un debate de otro modo previsible; y un ejemplo de primera de cuán difícil será para los candidatos de todos los niveles tratar los temas espinosos que surjan de la campaña presidencial.
En varias de las contiendas por el Senado más encarnizadamente disputadas en todo Estados Unidos, los candidatos pasaron la semana tratando nerviosamente de evitar quedar atrapados en las consecuencias políticas de los comentarios de Romney. Las declaraciones fueron reportadas primero por la revista Mother Jones, que publicó fragmentos de video en su sitio de Internet el lunes pasado.
Los candidatos republicanos, en particular, buscaron distanciarse de la afirmación de Romney de que casi la mitad del país creía que eran "víctimas" y tenían derecho a una variedad de servicios que los hacían dependientes del gobierno federal.
Pero como Kaine probó el jueves, el tema puede ser difícil para algunos demócratas también.
Kaine, el ex gobernador demócrata del estado, llamó a los comentarios de Romney "condescendientes y divisivos", pero luego dijo que él apoyaría la idea de un impuesto al ingreso mínimo que garantizara que todos pagaran al menos algo de impuestos. "Yo estaría abierto a una propuesta que tuviera un nivel de impuesto mínimo para todos", dijo Kaine.
Evidentemente, fue un intento por parte de Kaine, que fungió como presidente del Comité Nacional Demócrata, de parecer moderado sobre los impuestos y atraer a los votantes independientes y republicanos en Virginia que pudieran estar molestos por los residentes que no pagan ningún impuesto.
Pero ofreció un resquicio para que Allen, el ex gobernador republicano y senador, atacara a Kaine por "proponer" un nuevo impuesto para todos los residentes de Virginia.
Durante el debate, Allen repetidamente eludió las preguntas sobre si él estaba de acuerdo con los comentarios de Romney, diciendo que "tengo mi propio punto de vista, y mi punto de vista es que la gente en Estados Unidos aún cree en el sueño americano".
Pero después del debate, Allen aprovechó la respuesta de Kaine, diciendo: "No creo que todos deban pagar impuestos al ingreso".
En la campaña presidencial, el Presidente Barack Obama buscó mantener vivo el tema de los comentarios de Romney al lanzar una burla a su rival durante un foro para votantes latinos organizado por Univisión en Florida el jueves último. "Cuando usted expresa la actitud de que la mitad del país se considera víctima y quiere ser dependiente del gobierno, mi creencia es que no está muy enterado", dijo Obama.
Romney, mientras tanto, intentó superar la controversia insistiendo en que le preocupaba el "100 por ciento" de los ciudadanos. También aprovechó un comentario de Obama, quien dijo el jueves que "no se puede cambiar a Washington desde dentro, sólo desde afuera".
Mientras tanto, los candidatos al Senado seguían tratando de decidir cómo manejar la polémica de la semana.
En Massachusetts, el primer debate entre Elizabeth Warren, la retadora demócrata, y el senador Scott Brown, el titular republicano, evitó cualquier mención a los comentarios de Romney.
Eso quizá sea porque Brown actuó rápidamente para denunciar la afirmación de Romney de que muchas personas se ven a sí mismas como víctimas. El martes, Brown dijo: "Esa no es la manera en que yo veo al mundo. Como alguien que creció en circunstancias difíciles, sé que depender de la asistencia pública es algo que nadie quiere".
Warren ha persistido durante la campaña en tratar de vincular a Brown con las opiniones de Romney. Durante el debate el jueves, Warren dijo repetidamente que ella estaba de acuerdo con las políticas de Obama. Brown nunca mencionó a Romney.
En Nevada, ha surgido una dinámica similar en la contienda entre Dean Heller, el candidato republicano, y la representante Shelley Berkley, la candidata demócrata.
"Tengan en mente que tengo cinco hermanos y hermanas. Mi padre era mecánico de autos. Mi madre era cocinera en una escuela. Tengo una visión muy diferente del mundo", dijo Heller a The Washington Post el miércoles. "Y como senador de Estados Unidos, pienso representar a todos, y cada voto es importante. Cada voto es importante en esta contienda. No descarto a nadie".
En Connecticut, Linda McMahon, la candidata republicana al Senado, se apresuró a decir que estaba en deacuerdo con lo que llamó "la insinuación del gobernador Romney" de que casi la mitad de todos lo estadounidenses se consideran "víctimas".
"Sé que la gran mayoría de quienes dependen del gobierno no están en esa situación porque quieran", dijo en una declaración en su sitio de Internet esta semana. "La gente actualmente está luchando porque el gobierno no ha mantenido a Estados Unidos competitivo, no ha apoyado a los creadores de empleos y no ha restablecido nuestra economía".
¿Qué tienen en común todas esas contiendas por el Senado? Todas son contiendas cerradas. El resultado de cualquiera de ellas pudiera determinar qué partido en Washington controla el Senado el año próximo.
El interrogante para todos los candidatos es si el debate en torno al "47 por ciento" terminará siendo una distracción breve o un tema duradero. Si perdura, pudiera ayudar a dar forma a una conversación de dos meses, estado por estado, sobre el papel del gobierno y la justicia del sistema fiscal.
O pudiera desvanecerse en el telón de fondo, como otra polémica intensa – pero efímera – que será olvidada en gran medida para el Día de la Elección.