En el papel, Peter Jackson tiene todo a su favor para hacer de El hobbit: un viaje inesperado un nuevo batacazo de taquilla. Cuenta con el entusiasmo de la amplia fanaticada que celebró su trilogía de El señor de los anillos; además, después de varios "tira y afloja", logró el apoyo de los estudios Warner, que aprobaron su ambiciosa idea de filmar en tres partes, y no en una, la novela de 324 páginas de J. R. R. Tolkien. Sin embargo, el camino al éxito suele estar sembrado de obstáculos. En este caso, son los críticos los que han planteado las primeras dudas sobre el filme.
Tras su premiere mundial el jueves pasado, en Nueva Zelandia, aparecieron las primeras críticas en EE.UU., una semana antes de su estreno comercial, el próximo 13 de diciembre. La cinta, que a Chile llega con 140 copias, no logró reseñas tan positivas como se esperaba.
"No ofrece suficientes novedades para justificar tres filmes y nueve horas de historia. Esta primera entrega es extremadamente larga y lenta en la partida", disparó el crítico Peter Debruge en la revista Variety. Al reparo sobre la larga duración del filme, que se extiende por casi tres horas, se contrapone el tono de humor más familiar que parece haber ganado esta trilogía, según señala el mismo comentarista: "El hobbit... es más cómico, cuenta con un par de canciones divertidas, y no pierde el tiempo en funerales de la forma en que lo hizo El señor de los anillos".
El hobbit: un viaje inesperado es la primera cinta en usar un sistema que comprime la imagen a 48 cuadros por segundo, en lugar de los habituales 24. El resultado es una imagen de la más alta calidad y nitidez, que para algunos parece exagerada. "Tiene un aspecto extrañamente teatral, sobre todo en las escenas en el hogar de Bilbo Bolsón", señala el crítico Todd McCarthy, de la revista The Hollywood Reporter.
La misma impresión tuvo Debruge: "Todo se ve recargado y tiene una calidad artificial, que hace que la cursilería de decorados se haga evidente". En todo caso, precisó que el efecto de los llamados 48 fps mejora cuando se trata de escenas de acción o en los sobrevuelos de paisajes.
A su vez, el sitio Indiewire afirmó que la cinta "demuestra que todavía puede hacer justicia a la mezcla complicada de fantasía y acción".
Fiel al libro
En 1995, Peter Jackson mostró por primera vez interés en adaptar El hobbit, pero problemas con los derechos le impidieron seguir con el proyecto. Hoy, la saga es un hecho, y aunque los herederos no están del todo felices (demandaron a Warner por US$ 80 millones, reclamando derechos de autor de productos digitales), no dudan de que la obra cayó en las mejores manos.
Jackson ha demostrado ser un director esmerado y muy fiel a la obra literaria, al extremo de usar como base, además del original de 1937, otros apéndices surgidos luego de que el escritor británico publicara El señor de los anillos. "Tolkien se dio cuenta de que la mitología no sincronizaba porque estaba inventando sobre la marcha. Tuvimos acceso a todo ese material y lo hemos puesto todo en la película", dijo Jackson hace un tiempo.
Este detallismo lateó a algunos críticos, que alegaron "sobrepoblación de personajes". Los fans, probablemente, pensarán que es lo justo; no por nada El hobbit sirve como prólogo, pero también como cierre, de la mitología. En ella, Bilbo Bolsón, tío de Frodo, por petición de Gandalf, debe ayudar a 13 enanos a recuperar el reino perdido de Erebor. Como recompensa, Bilbo obtendrá el anillo mágico.
Pese a los reparos, la película aprueba en términos generales. Entre lo destacable están las actuaciones de Martin Freeman como Bilbo y el regreso de Andy Serkis como Gollum. En el portal rottentomatoes.com, que reúne los comentarios de la crítica, la cinta acumula hasta ahora un 75% de aceptación, quedando, sin embargo, por debajo de filmes como Lincoln y Skyfall, con más de 90%.