"Pocos años después de una nueva ola argentina, ¿tenemos el placer de ser mimados con una mini ola de Chile?", se pregunta la revista Inrockuptibles, ante el estreno de la película La nana, de Sebastián Silva, en Francia. La interrogante se enmarca dentro de la entusiasta recepción que ha tenido el filme chileno en su semana de estreno en ese país. Hoy, en tanto, el filme ingresa a la cartelera estadounidense. Como es habitual, los medios ya publicaron las primeras reseñas y han coincidido en sus alabanzas. Hasta ayer, el sitio rottentomatoes.com (que reúne críticas de medios británicos y norteamericanos) daba un resultado de 100% de aprobación al filme.

El diario francés Le Monde destaca que, con su historia sobre una empleada puertas adentro (Catalina Saavedra), Silva retrata una "relación conflictiva, sin ningún tipo de maniqueísmo". Y concluye: "Su innegable éxito nos envía la señal de que algo interesante está ocurriendo en el cine chileno".

La actuación de Saavedra concentra los mayores aplausos norteamericanos. La revista Entertainment Weekly señala que ella  "realiza una actuación de tal intensidad y desnuda valentía, que a veces es doloroso verla". El crítico de The Village Voice sostiene que "Saavedra sufre una de los transformaciones psicofísicas más impactantes que haya visto en una película".

Los elogios contrastan con la extrañeza con que la crítica recibió el filme en Chile: las reseñas acusaron al director de no condenar a los patrones explícitamente y, más encima, de plantear la redención de la  la protagonista.

Ese final es defendido por The New York Times, que a pesar de no comulgar con la "suciedad" visual del filme, sostiene que su conclusión está "inteligentemente manejada y concebida en forma generosa y honesta". Village Voice subraya que la cinta no es "ni una cruda sátira de la servidumbre doméstica ni un ataque a la burguesía (...) Siempre nos mantiene al margen de dónde están sus simpatías".

Para el periódico francés Libération, la película está "salpicada de sutilezas" y "plantea la cuestión de la servidumbre voluntaria. ¿Cómo puede uno desear su propia represión?". Y va mucho más lejos: "A través de la historia, están los millones de alemanes que votaron democráticamente a favor del régimen nazi".