Crovetto: Con la mira en crecer

La tiradora nacional Francisca Crovetto se refiere a sus primeros pasos en la disciplina donde competirá en los Juegos Olímpicos de Río.




El crecimiento de Francisca Valeria Crovetto Chadid ha ido de la mano con el tiro. A muy temprana edad, su padre la involucró en la práctica de esta disciplina.

"Cuando mi mamá se embarazó de mí, pensaron que yo era hombre. Quizás por eso, de cuatro hermanas, yo soy la regalona de mi papá y como el hombre que nunca tuvo. A los 5 años me empezó a llevar todos los sábados al club de tiro que hizo con sus amigos aficionados a la escopeta y a la caza deportiva, en Calera de Tango. Dice que me llevaba a mí para que mi mamá le diera permiso. Yo era feliz saliendo con él y desde ahí que siempre me gustaron las armas", señaló la deportista en una entrevista a Revista Paula.

En sus primeros años de vida, sólo se limitó a ver lo que realizaba su padre. Debido a su contextura delgada versus el retroceso de la escopeta, que pesa 3 kilos y medio y que hace una fuerza de 1,2 toneladas sobre el hombro tras cada percusión, debió postergar sus deseos de disparar hasta los 13 años. Cuando cumplió 15, inició formalmente su carrera, que rápidamente se transformó en una acumulación de éxitos, tanto a nivel nacional como en el extranjero, irrumpiendo de gran manera en una disciplina que por mucho tiempo había estado dominada por hombres.

Su madre es médico y le costó aceptar que dejara sus estudios de ingeniería en biotecnología molecular en la Universidad de Chile, debido a que casi todos en su familia tienen títulos profesionales. Sin embargo, los buenos resultados hicieron que se replanteara el futuro y se inclinara por el alto rendimiento, debido a que los tiempos no eran compatibles con su actividad.

Paralelamente, comienza a desarrollar su vocación de servicio, a través de DARChile, la agrupación que reúne a los deportistas de alto rendimiento. Para Fran es fundamental el desarrollo de las condiciones en que se desempeñan los atletas.

Más tarde, se convirtió también en la capitana del Team Chile, donde tiene la función de ser una embajadora del deporte y promover la comunión entre los diversos deportistas.

"El rol es muy bonito. Se trata de incentivar a mis compañeros, generar cohesión en el equipo, hacer que marcas y empresas privadas se fijen en nosotros y que personas naturales quieran asociarse al equipo. Participo de reuniones con auspiciadores, informo sobre temas de mis compañeros, transmito el parecer de ellos al Comité Olímpico, entre otras cosas", señalaba sobre su función hace unos días a El Deportivo.

Otro de sus pasatiempos es la lectura. En cada viaje un libro la acompaña; mientras que la meditación es otro de los aspectos clave en su vida deportiva.

"La concentración y fuerza mental se dan mucho con los años de práctica y competencia, y trabajo con un psicólogo deportivo. Además, practico meditación en las noches. Me siento por unos 15 ó 20 minutos, con ojos abiertos y luces prendidas, sin música, concentrándome en mi respiración", describe.

También le gusta ir al cine con su pololo, aunque prefiere mantenerlo en el ámbito privado, pues no le gusta exponer a su familia ni a sus cercanos, para no generarles incomodidades.

Como su deporte es de desarrollo muy longevo (de hecho, ha habido casos de medallistas de más de 60 años), Crovetto, con 26 recién cumplidos, toma con mesura la planificación de su futuro, ya que sus perspectivas en algún momento apuntan a formar una familia.

Antes, eso sí, aspira a mejorar sus actuaciones olímpicas y en mundiales: en Londres 2012 estuvo a un plato de entrar a la final, terminando en el octavo puesto, por lo que en Río la meta es ingresar al grupo de las seis mejores exponentes e ir a la lucha por una medalla, para cumplir el sueño que despertó en ella el día que vio por televisión la gesta de Fernando González y Nicolás Massú en Atenas.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.