El Costa Concordia, el crucero siniestrado en 2012 frente a la isla italiana del Giglio, comenzará a ser reflotado el próximo lunes, si las condiciones meteorológicas lo permiten, para proceder posteriormente a su remolque hasta Génova, donde será definitivamente desmantelado.

Esta decisión de las autoridades implicadas en las operaciones de la nave se hizo pública hoy en un comunicado emitido por Protección Civil tras una reunión celebrada en su sede de Roma.

Las operaciones de reflote durarán varios días y supondrán la penúltima etapa de un faraónico proyecto destinado a desencallar, enderezar, reflotar y deguazar la embarcación, cuyo naufragio provocó la muerte de 32 de las 4.229 personas que viajaban a bordo y cuyos restos permanecen aún frente a las costas de la isla toscana.

Tras la tragedia, la nave quedó inclinada sobre los escollos de la costa del Giglio por lo que el primer paso, tras la revisión de la nave, fue el de enderezarla.

Este paso se produjo en septiembre del pasado año con una operación sin precedentes, conocida con el nombre técnico "parbuckling", con la que se giró la nave 65 grados para colocarla, de nuevo, en posición vertical.

La siguiente etapa fue la de la implantación de una serie de cámaras llenas de agua a ambos lados del casco que actúan a modo de flotadores y que, gracias a un sistema neumático, se vaciarán para impulsar el coloso y mantenerlo a flote.

A partir del lunes, se irá suprimiendo paulatinamente el falso fondo sobre el que permanecen apoyados los restos del crucero para proceder en los próximos días a su remolque hasta la ciudad italiana de Génova, tal y como anunció el propio primer ministro de Italia, Matteo Renzi, el pasado 30 de junio. 

De este modo y ayudada por una serie de remolcadores, la embarcación recorrerá un total de 200 millas náuticas (370 kilómetros) a una velocidad de dos nudos (3,7 kilómetros por hora).

El plan de recuperación de los restos del naufragado crucero Costa Concordia prevé la destrucción sólo del 20 por ciento de la nave, en tanto el restante 80 por ciento seguirá viviendo, reciclado, gracias a un complejo proyecto de recuperación.

El proyecto de desguace y reciclado de la nave, confiado a las empresas italianas San Giorgio del Porto y Saime, se funda en tres conceptos: "Health, safety and environment" (HSE), es decir salud, seguridad y ambiente. 

Los tres serán tenidos en cuenta en las ubicaciones utilizadas para el desguace y en la preparación de los sitios donde se realizarán los trabajos.

La Fase 1 concierne a las operaciones de recepción en  el puerto de Voltri, cerca de Génova: allí la nave será despojada de las decoraciones y el equipamiento de los  puentes.

Reduciendo así su calado, el Concordia puede ser trasladado a un muelle para iniciar la Fase 2, que prevé la ejecución de la demolición de los puentes superiores, "rebanados" longitudinalmente para no comprometer su estabilidad y flotación.

La Fase 3 y la Fase 4 corresponden a las operaciones de desmantelamiento y limpieza.

Cada etapa prevé operaciones específicas como la remoción  de los materiales peligrosos, la limpieza de las instalaciones  y depósitos con alimentos, la separación y el empaque de los desechos a bordo y el desembarque de los paquetes en tierra.

Allí camiones especiales los llevarán a Voltri, donde los desechos serán compactados y ubicados en plantas externas autorizadas.

También será analizada el agua que quedó atrapada en los restos del crucero, y todo el material orgánico será rastreado  y removido.

En cuanto a los puentes, el crucero fue dividido en tres subsecciones: proa, popa y centro de la nave. Para poder desmantelarlo será necesario, por lo tanto, el control  de la estabilidad, y con este fin se instalarán instrumentos de control específicos y algunos air-bags.

La secuencia de "rebanado" será planificada siguiendo cálculos estructurales, para evitar el peligro de comprometer la totalidad de los restos. En cuanto al material metálico, será reciclado en su totalidad.

Esta tragedia en aguas del mar Tirreno ocurrió el 13 de enero de 2012, después de que el capitán de la nave, Francesco Schettino, decidiera acercarse a la costa de la isla, impactando con un escollo que rompió el casco de la embarcación, haciéndola naufragar. 

Schettino actualmente afronta un proceso judicial en el que se le acusa de homicidio culposo múltiple, abandono de la nave, naufragio y no haber informado inmediatamente a las autoridades portuarias de la colisión contra un escollo que provocó el naufragio.