Si para esta temporada de 2010-2011 planea un crucero por Chile en un barco de las grandes navieras internacionales, sepa que este verano la oferta es más bien escasa y que para conseguir buenos precios, lo mejor es que lo vea con tiempo. Porque el horizonte se ve algo complejo. Cuando en el mundo este tipo de turismo crece a tasas enormes desde 1995, en nuestro país estos barcos -que hasta hace poco llamaban la atención por sus espectaculares arribos, con naves de más de 2.500 pasajeros- están dejando de venir.
Royal Caribbean tendrá al Mariner of the Seas en febrero (desde US$ 940 en la ruta Valpo.-Santos); Celebrity Cruises al Infinity, de diciembre a marzo; Silverseas al Silver Whisper; Holland America traerá al Veendam y el Prinsendam; entre otras. Pero son menos que los que estábamos acostumbrándonos a ver.
Si desde el 2005 la cantidad de pasajeros crecía a cifras de dos dígitos, la temporada pasada (2009-2010) bajó 35%: de 105.152 a 68.030 y ésta, que aún no se inicia, se estima que disminuirá otro 35%, es decir, apenas se recibirán 45.000 visitantes. Las cifras corresponden a Valparaíso; para Punta Arenas las caídas serán similares y para Puerto Natales llegarán al 66%.
Las razones parecieran estar en los altos costos que implica navegar por aguas chilenas, los que, aseguran, han aumentado considerablemente en los últimos años, haciendo poco rentables los cruceros por nuestro territorio.
Gustavo Yacobucci, gerente de Norwegian Cruise Line, explica: "NCL dejó de venir a Chile despues de 12 años ininterrumpidos. Varias razones hicieron cada vez mas complicada la operación en la región, por ejemplo, las tasas de puerto: la suma de los impuestos en los diferentes puntos del itinerario Fiordos de Chile fueron aumentando hasta llegar a cerca de US$ 500 por persona y encareciendo un viaje así", dice.
Además de la obligación de contratar un piloto chileno para cruzar el Estrecho de Magallanes, que encarece el trayecto, hay otro punto crítico. "Los casinos son una importante fuente de ingreso y no pueden operar entre Valparaíso y Punta Arenas, lo que genera molestias en los pasajeros y pérdidas", dice Patricio de la Sotta, de Discover the World.
Lamentablemente, esta situación deja a Argentina, Uruguay y Brasil en posiciones de privilegio frente a Chile, al absorber la creciente demanda de pasajeros. Países que, además, ofrecen menores costos: un estudio de la U. de Los Andes demostró que los puertos chilenos son dos veces más caros que los argentinos y tres veces más caros que los uruguayos. Las proyecciones indican que los cruceros en Argentina crecerán entre 10% y 15%.
"Las tarifas marítimas, por las características complejas del territorio nacional, están sobre los estándares internacionales. Esta situación se hizo crítica con la crisis internacional, donde menos turistas pagando menores precios inhibieron a las empresas de cruceros de visitar el país y preferir destinos como el circuito: Argentina, Brasil, Uruguay, y el circuito Nueva Zelandia y Australia, que muestran menores costos e interesantes atractivos para los turistas", dice Teodoro Wigodski, presidente de la Corporación de Puertos del Cono Sur.
Una comparación de costos entre Valparaíso y Buenos Aires arroja para el barco Norwegian Sun, de NCL, US$ 108.580, versus US$ 43.725 respectivamente. ¿Qué puede importar que los barcos dejen de venir a Chile? Una gran cadena de servicios se mueve en torno a los cruceros. Desde el transporte, los guías, mozos y todo el comercio que la llegada de más de 2.000 personas puede generar.
"Los turistas, en las ocho horas de visita, consumen productos y servicios locales. Las cifras de gasto por turista depende de la oferta de productos locales y ascienden a US$ 120 por turista diarios por ciudad visitada. Más los servicios de empresas como agencias, taxis, buses, restaurantes, museos, etc. En total se estima en US$ 40 millones en la temporada", afirma Teodoro Wigodski.
Cifras que se están perdiendo, por lo que se espera que las autoridades afronten el problema. Un planteamiento es la necesidad de que un organismo independiente fije las tarifas portuarias, como también que se formule una postura de Estado respecto de los cruceros de turismo.