Francisco Cox (49) y Cristián Muga (45) tienen vidas que han corrido casi en paralelo. Ambos fueron al San Ignacio (Muga bromea diciendo que fue al de verdad, el que queda en el centro), ambos estuvieron en Derecho en la UDP, en generaciones diferentes, aunque se alcanzaron a ver en los patios de la facultad, y luego trabajaron por ocho años en el estudio Hermosilla. Son de almorzar y de comer esporádicamente. Ahora, eso sí, los separa el voto de este domingo.
Cox es el clásico votante de la Concertación. Recuerda que participó en la Marcha de la Alegría previa al plebiscito de 1988. Ese año, dice, entró a militar al PPD, a lo que Muga responde sarcástico: "Tú siempre en las huevadas de moda". Cox sonríe y cuenta que a su grupo le decían "los Vitacura", en referencia a su origen social más acomodado. "Llegó la democracia, pasa un año y renuncié", dice Cox.
¿Por qué?
Cuando el partido se convirtió en una agencia de empleos ahí renuncié.
En todos estos años la única vez que no votó por un candidato de la Concertación fue para el primer gobierno de Frei. En esta primera vuelta decidió anular. Muga se mete y dice que el voto de Cox ahora es anti-Piñera. Cox no se hace mucho problema para aceptarlo.
Muga, por su lado, dice venir de una familia eminentemente DC. Su abuelo, Pedro Muga, fue parlamentario en el norte. Pero Muga se desmarcó de la falange. "Siempre he tenido una mirada mucho más liberal que la DC en temas valóricos", explica. Cox lo apuntala diciéndole si fue contrario a Pinochet, a pesar de no tener edad para votar. "Pero absolutamente, eso está fuera de discusión", responde Muga, algo sorprendido. Luego, hace un recuento: en la elección de Lagos contra Lavín se abstuvo, pero de ahí en adelante ha sido consistente en votar por la derecha. "Siempre a la expectativa de una derecha más liberal", aclara. "El gran conflicto de esta candidatura de Piñera es no haber tenido suficiente libertad, porque me consta que las convicciones personales las comparte como para haber sostenido una agenda valórica más liberal". A pesar de encontrarse obligado a votar por una derecha menos liberal de lo que quisiera, Muga dice que Guillier tiene dos malas cualidades: "Un nivel de improvisación en sus decisiones programáticas que es muy preocupante y, segundo, lo veo como un candidato dispuesto a repartir pobreza y que no tiene ninguna preocupación por crecer, que es lo que permite implementar planes de desarrollo. Me parece que esas dos cosas son demasiado importantes como para siquiera pensar en votar por él".
Cox responde: "Lo de Chilezuela me parece una caricatura y en la primera vuelta me abstuve, y por mí, ideal que haya ganado alguien en primera y no tener que tomar personalmente la decisión, porque a mí Guillier no me gusta como candidato".
Muga interrumpe: "Bueno, en eso estamos de acuerdo". Risas.
Cox retoma: "La razón por la que no puedo votar por Piñera es paradójica. Creo que nos acerca más a Venezuela que un gobierno de Guillier. La indolencia y la sordera de la élite chilena a los problemas reales de la gente, en un país en que el 50% de la gente gana 350 mil pesos mientras otros vivimos obscenamente, bueno, esas son las condiciones que había antes de que en Venezuela llegara un Chávez. Yo no creo que se esté repartiendo pobreza, yo creo que la baja de crecimiento tiene mucho que ver con la baja en el precio del cobre. Lo que sí es cierto es que es mejor tener un presidente con suerte en vez de mala suerte, porque si Piñera gana, el cobre está nuevamente subiendo".
Muga admite que se mueve en un ambiente más pro Piñera, mientras que Cox dice que le ha tocado más duro, que ha tenido que justificar su voto anti Piñera. Cuando terminan de conversar y ambos han reafirmado sus convicciones, Cox comenta en los pasillos del estudio que le toca una lectura de sentencia justo el domingo de votación. "Al juez ni le importó que fuera día de elecciones".