Los más entusiastas creen que los humanos colonizarán el espacio y que ese sueño está más cerca ahora que ha comenzado una competición entre un creciente número de empresas privadas como Virgin por el mercado galáctico.

Pero poner una nave en órbita sigue siendo caro y técnicamente difícil. Por eso abundan las dudas sobre la seguridad de los viajes privados al espacio.

Aún no queda claro qué causó el accidente del SpaceShip Two de Virgin Galactic el viernes pasado. El mecanismo diseñado para frenar la nave a su reentrada en la atmósfera se activó demasiado pronto haciendo que el fuselaje se partiera.

Antes de la semana pasada, Virgin ya había ganado 90 millones de dólares vendiendo 700 boletos. Ahora el 3% de esos clientes han pedido que les reembolsen su dinero. "La seguridad es el principio que nos guía", dijo Virgin Galactic. Pero, ¿cómo es posible reducir hasta un nivel seguro el riesgo de volar al espacio?

En 1960, año en que Yuri Gagarin se convirtió en el primer hombre que llegó al espacio, volar en avión comenzaba a ser algo común. Entonces, por cada millón de aviones en vuelo, 36 sufrieron accidentes. En 2013, la aviación comercial se había vuelto más segura. La tasa de accidentes por cada millón de vuelos era de 2,8.

Sin embargo, cuando hablamos de volar al espacio, los riesgos son de una magnitud mucho mayor.

Dos naves de las 135 puestas en órbita por el sistema del Transbordador Espacial de la Nasa entre 1981 y 2011 tuvieron accidentes mortales. El cohete Soyuz ruso ha volado 123 veces, también con dos accidentes mortales. Así que las posibilidades de morir en el accidente de un cohete espacial son de una entre 65.

Esto puede resultar aceptable para los astronautas, ya que son expilotos de pruebas acostumbrados a los riesgos, pero quizás no para un millonario en busca de adrenalina.

Es verdad que Virgin Galactic no ofrece viajar a la órbita espacial (200 kilómetros de altura). Sus vuelos serían subespaciales (a más de 100 kilómetros) y en ellos los pasajeros pueden sentir la falta de gravedad y ver la curvatura de la Tierra.

Pero esta comparación entre la aviación comercial y la carrera espacial sirve para poner de relieve los retos a los que se enfrentan las empresas privadas que pretenden llevar turistas fuera de la atmósfera.

El accidente de la nave de pruebas de Virgin Galactic retrasará el proyecto de turismo espacial del director ejecutivo del grupo Virgin, Richard Branson, y suscita dudas sobre su financiación a largo plazo.