Gastón Leiva (27) anoche se quedó trabajando hasta las seis de la mañana. Es parte de su profesión, dice. Esta consiste en sentarse en su computador con dos pantallas, inscribirse en algún torneo y jugar por varias horas póker online.

A su padre no le hizo mucha gracia que Gastón abandonara la carrera de ingeniería civil informática a los 24 para dedicarse de lleno a esto. Pensó que era temporal, que en algún momento encontraría un trabajo "de verdad". Pero hace poco comprendió que para su hijo el juego va en serio.

Gastón es riguroso, estudia, toma clases por Skype con expertos extranjeros, les enseña a otros, y desde hace tiempo todo eso redunda en un sueldo, uno mayor al que ganan los egresados de su carrera en los primeros años. Gastón explica que en rigor jamás puso un peso. Partió jugando 50 dólares gratis que ofrecía un sitio web a modo de incentivo.

De vez en cuando juega en casinos, pero prefiere en línea porque por la misma plata que cuesta inscribirse en un campeonato presencial, unos mil dólares, puede jugar hasta 50 torneos. En online se juegan cantidades más pequeñas y para que el asunto sea rentable está hasta en 12 mesas de póker a la vez. Por eso tiene dos pantallas.

También varias mesas en paralelo juega Camilo Rosenblath (28), recién titulado de abogado y jugador de póker online desde hace seis años. No se dedica profesionalmente a esto, pero sí con una frecuencia y efectividad que le han permitido en algunos periodos ganar en promedio unos 500 mil pesos al mes. Se costeó su ida al mundial de Brasil con el dinero que hizo en PokerStars.com, la empresa más exitosa del rubro, con 50 millones de usuarios y sede en Isla de Man, paraíso fiscal, porque el juego online está prohibido en muchos países, Chile incluido.

"Si estoy con un problema afuera, no me desquito jugando. Si carretié el día anterior, prefiero no jugar. Requiere que estés bien física y mentalmente. Por lo mismo, trato de no jugar más de seis horas diarias", dice.

Leiva y Rosenblath, profesional y aficionado, coinciden en varios puntos. Como que esto no es plata fácil, sino que, por el contrario, requiere trabajo, y bastante. Y también en que es muy diferente a apostar en el casino. En el póker -online o en vivo- se juega contra otros jugadores, no contra la casa. Y la casa, se sabe, siempre gana.

Los jugadores online en Chile ya son más que una realidad. Es difícil establecer una cifra porque el juego en internet no está regulado localmente, pero un informe de la consultora PwC (Playing to win: The outlook for the global casino and online gaming market to 2014) determinó que Chile, junto con Argentina, lidera en Latinoamérica este mercado. Y en casinos físicos, el mismo estudio coloca a Chile arriba en la región, ya que sus establecimientos mueven en total más dinero que sus pares de Argentina, México y Venezuela (en países como Brasil y Uruguay, están prohibidos). En este ámbito se les asigna un rol importante a los creados a partir de la ley de casinos de 2005, que permitió que se sumaran 16 establecimientos a los siete municipales, impulsando todo un nuevo escenario para el juego en Chile.

RUEDAN LOS DADOS

Es miércoles en la noche en Monticello. En el craps -el juego de los dados-, un señor que bordea los 60 años acumula fichas de 10 mil pesos a punta de tirar seis y ochos. Cuatro veinteañeros se acercan a verlo. Viven en Rancagua, a 20 kilómetros del casino, y cada cierto tiempo van para "salir de la rutina y cambiar de aire". Sin las pololas, eso sí, que les ponen el freno a sus apuestas, según reconocen. Franco Espinoza (20 años, estudiante de administración de empresas) no aguanta mucho rato sólo mirando y saca 20 mil pesos de su billetera para entrar. Su amigo Ignacio (23 años, estudiante de ingeniería mecánica) lo sigue poco después. "¿Qué me gusta del casino? La plata y la adrenalina de la apuesta. Saber que puedo llegar con 10 lucas y después irme con 100 en una noche. Es plata fácil y a nosotros nos gusta la plata fácil", cuenta Franco.

La primera vez que apostó tenía 17 años. Su hermano mayor lo ayudó a entrar por una puerta trasera en el casino de Viña, porque la ley impide el ingreso de menores de 18 años a los juegos. Fue un debut auspicioso: ganó 200 mil pesos en una noche, su máximo logro hasta hoy. En su peor día dejó 70 mil pesos en el casino.

El gusto por la plata y la necesidad de satisfacción inmediata son características de los jóvenes de hoy y caldo de cultivo para empiecen a jugar, explica Gonzalo Acuña, siquiatra del Centro de Tratamiento de Adicciones Nevería. "Es una generación que tiene poco pudor para decir que le gusta la plata y que quieren bienestar económico. Antes eso era mal visto", dice. Si hace 10 años las consultas por conductas problemáticas asociadas al juego eran asunto de personas mayores, hoy la realidad es opuesta. Pero como no tienen el respaldo económico de un adulto, en muchos casos la familia detecta el problema antes de que la afición se convierta en una adicción, explica Acuña, y cuenta que ha visto pacientes jóvenes con deudas que van desde los 500 mil hasta los 20 millones de pesos.

Al siquiatra le llama la atención el explosivo crecimiento en la oferta de juegos. "Yo pondría, no sé, una fábrica de zapatos en vez de casinos. Son más útiles para la sociedad", apunta. Pero los establecimientos legales son sólo la punta del iceberg del mundo del juego y las apuestas.

LOS TRAGAMONEDAS

Según la Asociación Chilena de Casinos de Juegos, en los casinos hay cerca de 20 mil máquinas, que representan sólo el 2,6 por ciento del total que existen en el país. Eso significa que hay otras 750 mil fuera de los casinos, que funcionan sin regulación, a las que pueden acceder menores de edad en el negocio de la esquina.

¿Por qué hay tantas? Porque se han convertido en un ingreso atractivo para almacenes y comercios pequeños y porque los Juzgados de Policía Local no se han puesto de acuerdo respecto a si son máquinas de destreza o de azar, es decir, si son legales o ilegales. Hay fallos en ambos sentidos. La fórmula para terminar con esa ambigüedad es establecer la certificación de las máquinas que efectivamente sean de destrezas y la eliminación de las de azar, anuncia el diputado Ramón Farías, uno de los parlamentarios que ha presentado iniciativas sobre este tema.

Florencia (23 años) empezó a los 12 años a meter monedas de 100 pesos en las máquinas de los negocios de su barrio en Villa Alemana. Recuerda que una vez pasó horas esperando que cayera el montón que la haría feliz. Eso no pasó y perdió 45 mil pesos. No fue una lección suficiente. Apenas cumplió 18 años se fue a dar una vuelta al casino de Viña. Las "vueltas" se empezaron a repetir tres veces por semana. "Si tenía 50 mil pesos, metía los 50 mil. Si ganaba 300 mil, jugaba los 300 mil. Nunca salí con plata", cuenta. En las máquinas se quedaba todo su presupuesto para materiales para la universidad. En esas visitas al casino veía muchas personas como ella: gente que estaba sola, que se quedaba a veces toda una tarde, a veces hasta la noche. En poco tiempo ya eran caras familiares. Pero nadie se saludaba.

"Yo sabía que tenía un problema, que no era normal que sudara por querer jugar o que pensara todo el rato en las máquinas", cuenta. A los 19 años tomó el teléfono y llamó a la Agrupación de Jugadores en Terapia (Ajuter), una iniciativa que la sicóloga Ángela Carmona formó hace ocho años en Viña del Mar y que es la única alternativa de terapia gratuita en el país. "La gente con recursos que tiene este problema accede a clínicas especializadas, pero los niños y las mujeres que están atrapados en las máquinas de los negocios de barrio no pueden", dice la profesional.

En las poblaciones, los almacenes de barrio no son sólo un expendio de abarrotes, también un lugar de encuentro y conversación. Y, además, de juego. "Muchas dueñas de casa encuentran solución a su soledad durante el día ahí. Tienen vía libre para este entorno de juego sin restricción. Incluso, muchas veces llegan a esos almacenes con sus niños de la mano y les pasan monedas para que se entretengan en las máquinas mientras ellas conversan", comenta Carmona. El diputado Farías recuerda que en la Cámara escucharon el testimonio de una pobladora que empezó jugando con monedas de 50 pesos y terminó perdiendo su trabajo, su casa y su matrimonio. Según la Superintendencia de Casinos de Juego, las máquinas de azar de los establecimientos que se rigen por ella entregaron, en promedio, el 93,7% del total apostado como premio a los jugadores. En los negocios de barrio, no se sabe. "No tienen ningún control. No podemos asegurar que no están manipuladas", dice el diputado Farías.

Por eso, si bien en el mundo se habla de un predominio masculino en adicción al juego, Ángela Carmona estima que en Chile, particularmente en las poblaciones, muchas más mujeres y niños que hombres están aproblemados con el juego. "Es un círculo maldito, tremendamente vicioso", dice.

MÁS DE LA CUENTA

En la quinta versión del Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales (DSM-V) -que dice qué es una enfermedad mental y qué no- que apareció en 2013, el juego patológico o ludopatía pasó a ser considerado una adicción y ya no un simple trastorno por falta de control de impulsos. "Eso significa que la comunidad científica la reconoce como enfermedad y por eso estamos empujando para que el Ministerio la tome en cuenta", dice Carmona.

Ella ha participado activamente en la discusión del proyecto que modifica la Ley 19.995 sobre Casinos, que se tramitó en la Comisión de Gobierno Interior de la Cámara de Diputados. El cuerpo legal, aprobado hace una semana en la Cámara, establece que la Superintendencia de Casinos deberá crear un registro de prohibición de ingreso a esos recintos para las personas que padecen ludopatía, facultad que hoy no tienen. El diputado Farías, uno de los autores de esta moción, explica que en ese registro estarán quienes voluntariamente se inscriban y las personas declaradas por algún tribunal "en interdicción por disipación" (que no son aptas para manejar sus platas). Los casinos deberán acceder a ese registro en forma electrónica y disponer de un sistema previo de verificación de identidad.

Pese a esos intentos, hoy no se sabe cuántos adictos al juego existen en Chile. Francisco Zelaya, fiscal de Polla Chilena y vicepresidente de la Corporación de Juego Responsable, entidad recién creada en diciembre para prevenir el juego riesgoso, dice que van a hacer estudios para determinarlo. La prevalencia a nivel mundial está entre 1 y 3 por ciento. Ángela Carmona cree que Chile está por encima de esa cifra.

CENTRO DE ENTRETENCIONES

La fila para entrar a Enjoy Santiago no avanza. Es sábado en la noche y decenas de jóvenes esperan para ingresar a la discoteque Espacio Cenit. En el camino se encontrarán con máquinas tragamonedas, mesas de juego de cartas, ruletas y dados. Mientras esperan que la fiesta prenda, Mauricio Alfaro (21 años, estudiante geología) y su polola Catalina prueban suerte con las tragamonedas. Antes pasaron por la ruleta y el blackjack. "Lo hago por entretención, pero no estoy tan enviciado como para gastar más de lo que tengo en el bolsillo", asegura Mauricio. Si se quedan sin efectivo no hay problema: el lugar tiene nueve cajeros automáticos. Ninguno con el cartel "sin plata" o "fuera de servicio", como los que abundan en Santiago.

Tal como Espacio Cenit en Enjoy, en Monticello tienen la sala Suka. "Yo no voy a atraer a un joven sólo con el casino. Tengo que convertirme en un centro de entretenciones para que me tenga como alternativa", dice Arnaldo Suárez, gerente de Marketing de Sun Monticello. Por eso, así como tienen atracciones para el público tradicional de los casinos -conciertos de Franco Simone y Air Supply-, también generan otros para el segmento juvenil, como Juan Magan, "una especie de Pitbull latino". Enjoy también tiene apuestas juveniles con ese objetivo: Javiera Mena, Francisca Valenzuela y Pablo Alborán, entre otros artistas.

Los números son buenos para los casinos. Aunque en 2014 los 16 casinos creados bajo la nueva ley recibieron casi 500 mil visitantes menos que el año anterior -5.275.989 en total- debido a las restricciones de la Ley de Tabaco, el gasto promedio por visita aumentó en 18,4 por ciento (de 41.040 a 48.661 pesos) y sus ingresos subieron un 8,6 por ciento (de $ 236.420 millones a 2013 a $ 256.735 millones). Parte importante de esos números los aporta el segmento joven: de acuerdo al estudio Chilescopio, de Visión Humana, entre un 20 a 25 por ciento de los jóvenes va, al menos, una vez al año a un casino.

Pero los casinos saben que una puerta gigante para llegar al público joven son las apuestas online y se están preparando para eso. Enjoy creó una gerencia dedicada al tema y cuenta con una plataforma para jugar sin plata de por medio. Y hace tres meses, Sun Monticello empezó a adquirir y registrar todas las direcciones asociadas a la marca. "Queremos estar preparados para cuando Chile se abra a esa alternativa", sostiene Suárez. El diputado Farías dice que algunos parlamentarios ya están estudiando la legislación de otros países para regular el juego online. "No es algo que se venga. Ya está. Y tenemos que abordarlo", concluye.