Cuando Hitler le "regaló" un emperador a Francia
La historia de los restos del hijo de Napoleón y su traslado a París en plena ocupación nazi.

Cuando la Alemania nazi ocupó París en 1940, la Ciudad Luz se transformó en la joya del avance del Tercer Reich por Europa, en plena Segunda Guerra Mundial. Como premio, de hecho, los soldados germanos se les otorgaban vacaciones para visitar París y disfrutar de la belleza de la capital gala. El propio Adolfo Hitler se trasladó a la ciudad en junio de 1940, donde recorrió sus principales monumentos, entre ellos la tumba de Napoleón, en Los Inválidos. El Fuhrer sentía admiración por el emperador francés y fue en ese momento en que se comprometió a hacer un “gesto”.
El dictador nazi se comprometió a regresar los restos del hijo del emperador de Francia, Napoleón II, que yacían en Austria, país también dominado por los nazis en ese momento.
El hijo de Napoleón
Napoleón Francisco Bonaparte fue hijo de Napoleón Bonaparte y la emperatriz María Luisa. Al momento de nacer, el 20 de marzo de 1811, el hijo de Napoleón I, emperador de Francia, recibió los títulos de rey de Italia y príncipe imperial, heredero al torno. Tres años después, el emperador abdicó y renunció a todos sus derechos junto a los de su familia. Napoleón partió a un destierro en la isla Elba, y su esposa e hijo, a Viena, pues María Luisa era hija del emperador austriaco.
Gracias al vínculo de su madre, Napoleón II recibió el titulo de príncipe de Parma y se crió en la corte de Viena. Durante 1815, Napoleón Bonaparte escapa de su destierro en Elba y regresa a Francia, donde nuevamente asume como emperador y su hijo, recupera así el título de príncipe imperial. Tras la derrota definitiva del corso, esta vez abdica en favor de su hijo, quien asume el rango de emperador como Napoleón II, por un par de días. Claro que nunca gobernó, pues siempre estuvo en Viena y a los pocos días regresó a París Luis XVIII, quien asumió como rey en Francia.
Después de tantas vicisitudes, el hijo de Napoleón, llamado a heredar su imperio, falleció a los 21 años en Viena el 22 de junio de 1832, y fue enterrado en la capital austriaca. Pese a que las autoridades francesas intentaron en varias ocasiones repatriar los restos del ex emperador, nunca se logró.
El "regalo"
Y es aquí donde entra a tallar Hitler, quien en su visita a la París ocupada, se compromete a regresar los restos de Napoleón II a Francia. La propaganda nazi habló de un regalo del Fuhrer al pueblo francés, pero en los círculos del líder nazi, se señaló que respondía más a un gesto de Hitler a la memoria de Napoleón I.
En diciembre de 1940, en una ceremonia marcada por el estilo nazi, con antorchas, la escolta de soldados de las wehrmacht le rindieron honores de Jefe de Estado y los restos fueron depositados en Los Inválidos junto a los de su padre. El corazón de Napoleón II, sin embargo, permaneció en Viena.
Ante la ocupación de buena parte de Francia, el “gesto” de Hitler sólo registró una escasa cobertura en los principales diarios franceses.
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