Cuando cada persona responda a la pregunta de si alojó o no en la casa que será censada, dará cuenta, finalmente, de lo que el país busca: una fotografía exacta de cuántos son los chilenos, en un momento puntual. Se trata de una incógnita que será develada preliminarmente en agosto, en base a las 21 preguntas contenidas en la encuesta y que aportarán importantes datos para caracterizar a la población.
Así, cada persona será censada en el lugar donde durmió. Y para eso se consideran tres formularios: uno estándar para los hogares tradicionales, otro pensando en los pasajeros en tránsito (que pasaron la noche en un bus o en el aeropuerto) y el último para viviendas colectivas, como hospitales, cárceles, hoteles o pensiones. Todos, si bien modifican preguntas como de parentesco -que en el caso de un viajero no aplica-, mantienen las consultas individuales, que entregarán datos como nivel educacional, ocupación, natalidad, etnia, edad y sexo, entre otros.
Lograr que el mayor número de chilenos y extranjeros presentes en el país contesten correctamente las 21 preguntas del censo es una tarea compleja, que implica un conteo universal de cada habitante y de los 6,4 millones de viviendas que se estima existen en el país, según se determinó el precenso de 2016. Y si bien es un censo "abreviado" -debido a la urgencia de contar con datos actualizados que no pudieron obtenerse en el fallido censo de 2012-, por su magnitud en cobertura y simultaneidad requirió la capacitación de al menos 538 mil voluntarios y decretar feriado irrenunciable "reforzado", para asegurar que el mayor número de personas estén en sus casas al momento de ser visitadas.
"La persona independiente podría abrir su almacén, pero el llamado es a que esperemos a los censistas primero. Siempre se puede abrir más tarde un negocio, pero la oportunidad de entregar esta información para que todos tengamos instrumentos y herramientas para mejorar nuestra calidad de vida es ahora, con el censo", precisó la directora del INE, Ximena Clark.
Con la base de datos que generará cada una de las encuestas, se determinará cuántos son los chilenos, dónde y cómo viven, y cuál es la proyección del crecimiento poblacional. Se trata de informaciones claves para el diseño de políticas públicas y programas de apoyo acordes a la realidad, y definir, por ejemplo, qué necesita cada comuna o región, y cuántos recursos se requieren para su desarrollo, así como nuevos hospitales, escuelas, áreas verdes, subsidios e incluso el recorrido del transporte público.
Puesta a punto
Hasta ayer, a última hora, un pequeño margen de voluntarios seguía capacitándose. Otros estaban preocupados, porque hasta el mediodía aún no sabían en qué local les correspondía presentarse hoy, y también hubo casos registrados con doble destinación.
La información de los locales asignados, en su mayoría colegios, es clave para que los censistas se presenten hoy a las 8.00, para empezar el recorrido puntualmente a las 9.00. La idea es que puedan censar durante el día un promedio de 20 casas, las que cada voluntario conocerá en esa instancia. Ahí, además, se le entregará su credencial -que sólo fue dada a conocer ayer para evitar falsificaciones- más su maletín con materiales (ver infografía).
A continuación, los censistas darán inicio a las encuestas, que concluirán cuando se acabe la luz natural, o antes, si ya terminaron su labor, momento en que retornarán al local para entregar los formularios y devolver el material. Ahí habrá digitadores registrando la llegada de los censistas, más un jefe de local y ayudantes debidamente acreditados, y que desde la tarde de ayer trabajaron en la habilitación del material.
Como resguardo, los censistas estarán acompañados de un supervisor a cargo de 10 voluntarios.
Esta vez, sin embargo, los censistas no llevarán una tenida distintiva, como la de color azul que se usó en el precenso de 2016 y que no fue considerada por el alto número requerido. "Son más de 500 mil censistas y supervisores, imagínense lo que sería eso", dijo el ministro de Economía, Luis Felipe Céspedes.
A las 21.30 de anoche, por primera vez, los censistas concurrieron a hospederías y carreteras donde viven las personas en situación de calle (en la foto, en el Hogar de Cristo), para aplicarles un cuestionario con 16 de las 21 preguntas previstas, es decir, excluyendo las que dicen relación con el registro de datos relativos a un inmueble. "Una lectura más precisa, más pormenorizada que nos permita caracterizar de dónde vienen las personas, su origen, cómo viven y especialmente en el mundo de las personas en situación de calle es algo que hasta este momento no se había hecho y refleja una de las orientaciones principales de nuestro gobierno, que es trabajar para generar oportunidades en las personas y ciertamente para algo que es muy importante que es inclusión social", dijo el ministro de Desarrollo Social, Marcos Barraza.
Multas
Si bien las autoridades no han querido profundizar en eventuales multas a quien se niegue a contestar el censo, según el abogado de la Clínica Jurídica UC, Claudio Valdivia, estas van desde los $ 7.586 a $ 151.736, calculado en base al ingreso mínimo no remunerado. "Pero si continúa la negativa a contestar, los montos podrían doblarse y partirían de los $ 14 mil hasta los $ 300 mil, como máximo, y eso va a depender del tipo de negativa, cuántas veces se niegue o cuál sería la justificación". Según Valdivia, multar tanto a un encuestado, por no contestar, o a un censista, por revelar datos, es una prerrogativa del director del INE, que se hace cumplir a través del Juzgado de Letras.