Aviones de combate de la coalición liderada por Estados Unidos bombardearon posiciones del grupo Estado Islámico durante la noche en cuatro provincias del norte y este de Siria, alcanzando un almacén de grano y la mayor planta de gas del país, dijeron activistas este lunes.

Washington y sus aliados árabes iniciaron su ataque aéreo contra el grupo extremista la semana pasada y tienen como objetivo sus instalaciones militares y petroleras, campos de entrenamiento y armamento pesado. La campaña amplía los bombardeos que Estados Unidos está efectuando desde principios de agosto contra los insurgentes en Irak.

El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, con sede en Gran Bretaña, dijo que las fuerzas de la coalición alcanzaron durante la noche instalaciones de Estado Islámico en las provincias de Alepo, Raqa, Hasakeh y Deir el-Zur. Dijo que no hubo víctimas, pero que no tenía cifras concretas.

Entre las instalaciones afectadas estaba la entrada a la mayor planta de gas de Siria sutuada en Conoco, la provincia de Deir el-Zur, además del almacén de grano de la ciudad de Manbij, que se mantenía en manos de los extremistas, en la provincia de Aleppo.

Otro grupo activista, el Centro de Medios de Alepo, informó también del ataque al almacén de cereal en Manbij, al noreste de la ciudad de Alepo, que originó un incendio en las instalaciones.

No hubo confirmación de inmediato de Estados Unidos o sus aliados sobre los ataques aéreos reportados.

En otro de los ataques de la madrugada del lunes, se registra un bombardep que alcanzó la ciudad de Tel Abyad en la frontera entre Siria y Turquía, según un residente del lado turco.

Mehmet Ozer dijo a AP que las bombas alcanzaron una base militar abandonada y una escuela vacía, provocando columnas de humo y polvo que subían al cielo. Añadió que combatientes de Estado Islámico dejaron la instalación militar hace tres o cuatro meses.

"Ellos (la coalición) no deben tener inteligencia reciente", señaló Ozer, residente turco.

El grupo Estado Islámico se hizo con el control de una gran parte de Siria y del vecino Irak y declaró la creación de un califato regido por una estricta interpretación de la ley de la sharia. Sus tácticas brutales, que incluyen asesinatos masivos y decapitaciones, han ayudado a la movilización de la comunidad internacional contra los insurgentes.