Dos bombas explotaron este martes cerca de autobuses que transportaban oficiales de la Armada de Pakistán en la ciudad de Karachi, causando cuatro muertos y 56 heridos, dijeron responsables, en el primer gran ataque contra el Ejército en la ciudad en siete años.
La policía dijo que las bombas que tuvieron como blanco autobuses en dos partes diferentes de la ciudad estallaron simultáneamente usando dispositivos por control remoto.
Entre los fallecidos había un oficial naval y una doctora civil, dijo el portavoz de la Armada pakistaní comandante Salman Ali.
Nadie reivindicó la responsabilidad en el ataque, pero los analistas creen que puede ser parte de una campaña más amplia de los rebeldes contra las fuerzas de seguridad en todo el país.
"Parece ser parte de la misma campaña insurgente pero no veo ninguna lógica en atacar a la Armada porque al contrario que el Ejército y la Fuerza Aérea no participa en operaciones contra los insurgentes", dijo Tasneem Noorani, analista de seguridad y ex secretario del Interior.
"Podrían haber atacado a la Marina por desesperación porque las otras fuerzas pueden haber tomado muchas precauciones y son difíciles de atacar", agregó.
El ataque contra los militares en Karachi fue el primero desde que en el 2004 hombres armados tendieron una emboscada a un convoy que escoltaba al comandante de las fuerzas armadas. El general escapó del ataque por poco.
Karachi, el centro de actividad comercial del país, es la sede del banco central, el principal mercado de valores y los dos puertos más importantes. La mayoría de las empresas extranjeras que trabajan en Pakistán tienen oficinas en Karachi, donde también tiene su sede la Armada pakistaní.
En el 2002, 11 ingenieros y técnicos franceses que trabajaban en la construcción de submarinos para la Armada pakistaní murieron junto con tres pakistaníes al detonar un coche bomba conducido por un atacante suicida afuera de un hotel en Karachi.
La ciudad tiene una larga historia de sangrientas luchas entre grupos cuya rivalidad se basa en razones étnicas, políticas y sectarias, en los que cientos de personas han perecido.
La semana pasada, 22 personas murieron por la explosión de una bomba en un club para jugadores de cartas.