Un titular de la prensa brasileña resumía este martes el nuevo reto de los comentaristas del fútbol en todo el mundo: "explicar lo inexplicable".
No habían pasado más que unos cuantos minutos luego de la catastrófica derrota de Brasil por 7-1 frente a Alemania, cuando empezaron a aparecer los primeros intentos de explicarle a un mundo atónito como pudo ocurrir semejante humillación para la selección anfitriona del Mundial de 2014.
Sin duda, el colapso de la selección brasileña en el estadio Mineirao será objeto de incontables análisis en el futuro. Pasarán décadas y el mundo deportivo seguirá preguntándose cómo ocurrió.
Pero este martes, cuando todavía nadie sale del asombro, empiezan a esbozarse algunos argumentos que ayuden a entender cómo pudo sufrir Brasil ésta, la más aparatosa derrota futbolística de su historia.
¿Faltó el "jogo bonito"?
Si al menos hubieran perdido jugando bonito. Eso dicen muchos de los críticos de la selección brasileña al mando de Luiz Felipe Scolari. En realidad, a lo largo del torneo, Brasil dependió de un estilo defensivo, poco vistoso, que defraudó a los que recordaban las gloriosas selecciones de 1970 o 1982.
Y hay quien ve en este amargo resultado el precio que pagó Brasil por abandonar sus virtuosas tradiciones futbolísticas.
Pero otros dirían que el "jogo bonito" fue abandonado hace rato.
José Pinochet, editor de deportes de BBC Mundo, señala que "desde el Mundial de 1990 ya habían dejado esa tradición".
Como recuerda Pinochet, el mismo Scolari dirigió a Brasil en el torneo de 2002 con un juego pragmático, práctico, que no obstante le sirvió para alzarse con su quinto campeonato mundial en ese año.
Hicieron falta las figuras
El actual fútbol brasileño depende de dos o tres figuras para compensar el énfasis defensivo general del equipo, agrega Pinochet.
"La salida de Thiago Silva, el capitán y líder de la defensa, y Neymar, el único que generaba y creaba algo, deja un equipo muy básico, sin plan B", agrega nuestro comentarista.
"Jugadores como Fred o Hulk quedaron muy en deuda", apunta Pinochet, quien resume la situación así: "es la peor selección brasileña de las últimas décadas".
Alan Hansen, comentarista del programa de la BBC Match of the Day, asegura: "Llevo 50 años viendo fútbol. El momento cúspide fue el equipo de Brasil de 1970, y este es el momento más bajo".
"Hay que darle crédito a Alemania, pero creo que este es un espectáculo muy lamentable y creo que no se podía caer más bajo", añade.
"No creo que los alemanes puedan creer lo que acaban de hacer. Nadie podría haber previsto esto".
"A pesar de que David Luiz dio una de las peores actuaciones que he visto en mi vida, todavía me siento mal por él que salió de la cancha en lágrimas", agrega el comentarista.
El papel de Scolari
El técnico de Brasil expresó lacónicamente al final del partido: "es el peor día de mi vida".
Le pidió disculpas al pueblo brasileño, pero no podrá evitar las recriminaciones que le achaquen las decisiones tácticas que tomó este martes en el estadio de Belo Horizonte.
Scolari ha asumido la derrota como propia. "Yo fui el responsable", aseguró en rueda de prensa al final del partido.
"Yo decidí la alineación, la táctica".
Y Scolari cargará por el resto de su vida profesional con esta carga, la de haber llevado a su equipo a una derrota que él mismo calificó de catástrofe.
Los alemanes deslumbraron
En cierto modo casi opacada por la avalancha de críticas que cayeron sobre Brasil, estuvo la brillante actuación de la selección victoriosa.
El cuadro alemán se permitió un grado tal de perfeccionismo que el arquero Manuel Neuer dio la impresión de estar visiblemente disgustado cuando, en el minuto final, Brasil consiguió el gol de la honrilla para definir el resultado de 7-1. Los alemanes aspiraban a una victoria total.
Alan Shearer, exfutbolista y comentarista de la BBC lo resume así: "los alemanes demostraron de qué están hechos. Querían más goles. Eso muestra lo implacables que fueron".