La Cuba que hoy despide a Fidel Castro busca abrir su mercado a la inversión extranjera. La isla caribeña, ícono del socialismo, necesita atraer anualmente US$ 2.000 millones para sustentar su desarrollo económico a través de una abultada cartera de proyectos, que genera positivas expectativas en torno a las posibilidades de apertura comercial y económica del país.

Pese a que el mercado cubano es relativamente pequeño, está fuertemente regulado y su población tiene bajos ingresos, requiere de los recursos, tecnología y know how que -entre otras- las empresas chilenas están dispuestas a entregar. Todo, al amparo de una favorable Ley de Inversiones Extranjeras aprobada en 2014 por la Asamblea del Poder Popular, que ofrece incentivos fiscales y flexibilizaciones (ver destacado).

Según relatan empresarios chilenos, la isla ejerce hoy una especial atracción en todo el mundo. Durante los últimos meses, delegaciones de todo el planeta han visitado el país y se han reunido con las autoridades del gobierno presidido por Raúl, el hermano de Fidel Castro, para explorar oportunidades y conocer de primera mano los 395 proyectos que el Estado desea promover: una cartera de inversiones por US$ 9.500 millones en 14 áreas, donde turismo, hidrocarburos y alimentos acaparan el 70% de las iniciativas (ver infografía).

Los intereses de Chile

Si bien las relaciones comerciales entre Chile y Cuba han estado centradas en la comercialización de productos nacionales en la isla, ambos países han intensificado los acercamientos. De hecho, la Direcon ya ha realizado dos visitas oficiales a Cuba, en 2014 y 2015, cuenta el jefe del Departamento de Inversión de la entidad, Mario Benavente. Pero ese país también ha enviado dos misiones de negocios a Santiago para la captación de inversiones directas, indica, las que se enfocaron en el área químico-farmacéutica y de equipamiento médico.

Benavente agrega que según las estimaciones de la Direcon, hay cerca de 80 empresas chilenas buscando aprovechar las oportunidades que ofrece Cuba. Y la cifra podría elevarse, dice, si se toma en cuenta que en cada una de las misiones empresariales realizadas ha participado una veintena de interesados, en promedio. Además, señala que en la reciente ronda de negocios Chile-Cuba, desarrollada conjuntamente con Sofofa a comienzos de diciembre en Santiago, participaron unas 50 empresas y se contabilizaron unas 100 reuniones bilaterales.

Si bien Benavente no quiere hablar de expectativas en términos de crecimiento de las inversiones chilenas en Cuba, sí indica que "si consideramos el enorme y diversificado interés sectorial expresado por las empresas chilenas, así como los avances registrados en la reciente ronda empresarial, las expectativas parecen promisorias".

Para el presidente de la Comisión Empresarial Chile-Cuba, Guillermo Iturrieta, de la cartera de proyectos que Cuba está promoviendo, existen tres o cuatro donde los chilenos ya han mostrado interés y podrían comenzar a desarrollarse en los próximos meses, indica.

Sin muchos detalles, Iturrieta señala que uno de los proyectos avanzados es el de Enjoy en La Habana. El grupo enfocado en el negocio de los casinos, que controla la familia Martínez, ha manifestado abiertamente su interés en desarrollar un negocio hotelero en ese país. Sin embargo, al ser consultada, la empresa señaló no tener avances concretos que poder comentar al respecto.

Otro grupo que ya está trabajando con las autoridades cubanas es Agunsa. La empresa ligada a José Manuel Urenda pretende hacerse cargo del desarrollo de la logística portuaria en la zona de Mariel, donde hoy se construye un megapuerto, al oeste de La Habana.

En ese mismo proyecto estaría interesada la empresa chilena Del Frío, especialista en almacenaje para cargas refrigeradas y que presta servicios a los puertos de Valparaíso y San Antonio, así como también al aeropuerto internacional Arturo Merino Benítez.

Energía y minería

Los proyectos relacionados con la minería también han despertado el interés de empresas que prestan servicios a este sector en Chile, sobre todo en el negocio del tratamiento de residuos líquidos industriales, conocidos en Cuba como desechos de colas negras, explica Iturrieta.

Y donde también podría manifestarse interés es en los proyectos energéticos, sobre todo en renovables, como la eólica y solar, añade Mario Benavente.

La isla quiere terminar con su dependencia de combustibles fósiles. El país produce casi toda la energía que consume quemando petróleo y gas, y sólo el 4,3% de la generación eléctrica proviene de fuentes renovables, una cifra que el gobierno pretende aumentar hasta 24% hacia 2030.

Oportunidades concretas

Hace más de 30 años que el empresario chileno Guillermo Jorquera hace negocios en Cuba. A través de la firma Merinter comercializa alimentos y envases plásticos fabricados en Chile por la empresa Rheem y actualmente conversa con la cubana Envametal para la conformación de una empresa mixta que podría producir envases en la misma isla. "El proyecto está en fase de prefactibilidad y la idea es satisfacer la demanda de envases del mercado cubano, porque muchos de ellos son importados", indica Jorquera desde La Habana, pese a no especificar detalles de inversión de la iniciativa.

Mario Benavente explica que también hay chilenos trabajando en un plan para la explotación de minería de níquel en la región de Nícaro, en la provincia de Holguín, y en la producción de asfalto, en La Habana. "En etapa final de experimentación se encuentra un proyecto de producción de arándanos (blueBerries), en Pinar del Río", revela.

Demora en los análisis

Para la Direcon, los primeros chilenos interesados en desarrollar proyectos en Cuba serían empresas medianas y pequeñas, "porque por ahora no se puede hablar de relevantes montos de inversión", destaca Benavente.

Pero Guillermo Iturrieta asegura que sí ha habido acercamientos de grandes empresas locales con los representantes de Cuba que han estado en el país. Sin embargo, el presidente del gremio empresarial binacional critica la demora local. "Las grandes empresas chilenas no han avanzado en los proyectos más importantes que se ofrecen en esta cartera, porque se han tomado mucho tiempo para analizar una ley (la 118, de Inversión Extranjera) que es compleja", indica. Y añade que las medianas empresas nacionales "han sido más valientes".

Nueva Estambul

Pero, ¿a qué se debe el interés de los chilenos por invertir en Cuba? "La Habana podría transformarse en la Estambul del Caribe", advierte Iturrieta, haciendo referencia a su privilegiada ubicación geográfica, cercana a los grandes centros de consumo y a menos de una hora en avión de Estados Unidos, y así "convertirse en una buena plataforma para la inversión". Destaca, además, su población, de 11,2 millones de habitantes. "No es un país chico", recalca.

El empresario chileno Ángel Domper, quien vive en Cuba hace varias décadas y fue marido de Celia Guevara, la hija del mítico Che Guevara, también destaca a la población cubana como uno de los encantos de la isla. Dueño de TJP, una de las cinco mayores empresas de importaciones en La Habana, explica que "hay un pueblo de 11 millones de personas que son eventuales consumidores" y añade que el país es atractivo para la inversión extranjera por su gente, capacidad profesional e intelectual. "Segundo, porque Cuba tiene una infraestructura vial, eléctrica, portuaria etc., que es impresionante, ya construida", agrega, y añade que "es un país donde hay mucho por hacer y desarrollar. También por su cercanía con Estados Unidos", y que "en la medida en que el bloqueo se levante, EE.UU. será para Cuba un mercado muy importante para sus exportaciones, lo mismo para las islas del Caribe". Y por último, "porque es un país que encanta con su gente, sus paisajes y su dignidad", enumera.

Marcia Ostornol, dueña de Ostalmar, empresa que este año alcanzará el récord de US$ 8 millones en ventas en Cuba y que comercializa chilenas marcas como Arcor, Las Pircas y Viña Santa Carolina, entre otros, señala que a ellos se les hizo muy atractivo invertir en la isla, porque "confiamos en su manera de hacer negocios, a pesar de hacerlo de manera diferente". Agrega que "estamos muy contentos y no sentimos habernos equivocado".

Pero ¿cambiará la economía sin la presencia de Fidel Castro? Para Manuel Feliú, abogado, ex presidente de la CPC entre 1986 y 1990 y amigo del extinto líder, todo seguirá igual. "En Cuba ahora no va a pasar nada, porque existe una sucesión que está diseñada hace muchos años. Además, la estructura piramidal de las Fuerzas Armadas cubanas hace imposible que haya cambios en cualquier ámbito", señala.

Los chilenos que viven en La Habana y que hacen negocios en Cuba tampoco proyectan cambios drásticos y esperan que la apertura que ha potenciado Raúl se pueda concretar y el país se pueda beneficiar de la apertura de su mercado. "No vemos cambios que vayan a modificar el escenario actual. Esperamos que el proceso de apertura económica continúe para que siga beneficiando a Cuba y a los países que comercializamos con ellos", señala Marcia Ostornol.

Misma opinión tiene Ángel Domper. "Luego de la desaparición física de Fidel, el país mantendrá la línea trazada por el gobierno, en cuanto a desarrollo de la inversión extranjera y desarrollo de las cuentapropistas y cooperativas agropecuarias y no agropecuarias. Por tanto, para chilenos y otros países, las reglas y oportunidades de inversión están claras y permanecen igual. No veo mayores cambios", señala desde La Habana.