Como una mano que se abre y luego que se aprieta, el gobierno cubano parece mostrar que sigue manteniendo el control de la economía y que no permitirá una liberalización desbandada de su mercado interior. Eso aun cuando el plan de reformas (de "actualización del modelo", como le gusta decir a los medios y funcionarios cubanos) iniciado por Raúl Castro hace seis años sigue en pie y parece que no hay nada que lo pueda hacer retroceder.

Una estrategia que ha sido permanente desde los años 90, tras la desaparición de la Unión Soviética, cuando el régimen de los Castro decidió abrir el país a las inversiones extranjeras y permitir algunas actividades privadas, aunque cada cierto tiempo ordenaba algún tipo de medida restrictiva.

Ahora vuelve a suceder lo mismo. Esta semana se informó que las autoridades de La Habana habían suspendido la emisión de licencias para nuevos restaurantes privados (las paladares) en la capital cubana y que se habían reunido con más de un centenar de propietarios para advertirles sobre violación de las normativas vigentes.

Una directriz que hace temer a algunos que se esté ante una etapa de restricciones que podría afectar la oferta culinaria de La Habana de cara a la próxima temporada turística, cuando -como ha venido ocurriendo desde hace dos años- se espera que llegue un número récord de visitantes, principalmente estadounidenses y europeos.

Ante esta preocupación, el gobierno salió a tranquilizar al sector. En una nota en el diario Granma, el jueves, dijo que "se habla de un ordenamiento necesario" y citó a la vicepresidenta en funciones del Consejo de Administración Provincial, Isabel Hamze Ruiz, quien afirmó que "no es la intención cerrar estos negocios, al contrario; queremos que sean exitosos, pero no podemos permitir la indisciplina".

Se trataría de una señal del régimen de querer mostrar que sigue al mando y que no permitirá desviaciones de las estrictas normas establecidas. "Porque van a abrir restaurantes los americanos. Y ya están eliminando la competencia", contestó en tono jocoso el escritor cubano Norberto Fuentes, exiliado en EE.UU, al ser consultado por La Tercera sobre las recientes decisiones de las autoridades de la isla.

También hacía referencia al proceso de normalización en las relaciones entre La Habana y Washington, el llamado deshielo, que ya hizo posible la instalación de embajadas, la visita del Presidente Barack Obama a Cuba, el acercamiento comercial entre los dos países, la llegada de cadenas hoteleras estadounidenses y la apertura de rutas de vuelos regulares desde EE.UU.

Las paladares (así, en femenino) comenzaron a surgir en la década de 1990, pero tuvieron un fuerte crecimiento después de 2010 cuando el gobierno cubano decidió ampliar el trabajo por cuenta propia, eso en preparación al anuncio de que se reducirían los puestos de trabajo estatales en 500.000 en seis meses.

Hoy hay más de 1.700 de estos restaurantes privados a lo largo de todo el país, según el Ministerio de Turismo, y unos 500 de ellos están en La Habana. Algunos son emblemáticos, como el "San Cristóbal", donde cenó Obama con su familia cuando estuvo en Cuba en marzo pasado, o "La Guarida", donde fue filmada la película Fresa y chocolate, y hasta donde llegaron personalidades como la actriz Natalie Portman y Madonna.

La normativa establece que las paladares pueden tener como máximo 50 asientos y deben comprar sus insumos en mercados y negocios estatales. En las últimas semanas, los propietarios de algunas paladares fueron convocados a reuniones con funcionarios de La Habana. Una de las citadas fue Niuris Higueras, dueña de la paladar Atelier. La citación decía que era "para ventilar irregularidades que existen".

"Llegué el 28 de septiembre a la reunión y cuando vi que llegaba la policía, gente de la Oficina Nacional de Administración Tributaria y de la administración, pensé que esto se está poniendo malo. Pero solo habló una señora (Isabel Hamze). Empezó diciendo que éramos muy importantes para la economía y que la dinámica de la reunión no era que nos iban a suspender sino que nos iban a llamar la atención de muchas irregularidades. Que ellos iban a tomar control sobre eso. Con eso me sentí tranquila", dijo a La Tercera.

Se habló de violaciones regulatorias como denuncias de ruidos molestos, problemas con los estacionamientos, uso de músicos que no tienen contratos, no pago de impuestos o más asientos de los permitidos. Higueras argumenta que "si hubiesen querido tener una dinámica fuerte, te hubiesen cerrado los negocios sin más".