Tres plantas flotantes destinadas a la engorda de salmones y truchas que la Sociedad Acuícola Openseas Chile Ltda. pretende emplazar en el mar, frente a Guanaqueros y Tongoy, son el foco de una controversia.
Los gremios locales de pescadores y empresarios turísticos rechazan su instalación y han recibido el apoyo de la Municipalidad de Coquimbo.
La iniciativa partió en 2007, cuando la firma presentó dos declaraciones de impacto ambiental (DIA) para igual número de centros de engorda, con una inversión conjunta de nueve millones de dólares. Aprobadas en marzo de 2008 por la Comisión Regional del Medio Ambiente, estas plantas –formadas exclusivamente por estructuras flotantes– ocuparán cada una 50,8 hectáreas, con 24 balsas-jaulas circulares de 40 metros de diámetro, en mar abierto alejado del borde costero.
Su producción máxima individual será de 6,6 toneladas anuales de salmón del Atlántico, salmón del Pacífico y trucha arco iris. Ya entonces las juntas de vecinos protestaron, pues en el Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA) –por el cual deben pasar todos los medianos y grandes proyectos industriales en Chile– las DIA, a diferencia de los estudios de impacto ambiental (EIA), no exigen informar a los residentes de los lugares en donde se instalan, ni menos consultar su opinión.
El conflicto se reactivó luego que en mayo recién pasado la misma compañía ingresó al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental una nueva DIA para una tercera planta, de cuatro millones de dólares, formada por 28 jaulas circulares de 30 metros de diámetro, en un área de concesión solicitada de 20,4 hectáreas, con una producción máxima esperada de 3,85 toneladas.
El alcalde coquimbano, Oscar Pereira, presentó el 11 de junio un oficio a la Comisión Nacional del Medio Ambiente (Conama), pidiendo que los servicios gubernamentales competentes revisen el efecto ambiental sumatorio de las plantas y se escuche a las organizaciones de la zona.
"Nos oponemos a los proyectos de engorda de salmones. Estamos solicitando un EIA, ya que no se ha tomado la opinión de la comunidad, que debe saber cuál es el daño que producen", enfatizó el edil.Se teme que las salmoneras contaminen la bahía, debido a las fecas, restos de alimento no consumido, antibióticos y colorantes usados para dar a la carne su clásico color anarajando, así como al virus ISA y al eventual escape de peces que alteren el equilibrio ecológico.
Actualmente, las aguas de la zona gozan de certificación internacional para exportar productos marinos, gracias a su pureza.
Antonio Angotzi, representante de los empresarios gastronómicos y hoteleros, sostuvo que Guanaqueros "es un balneario turístico y también una caleta de pescadores, dos rubros que se complementan muy bien, pero las actividades industriales se sobreponen a inversiones que existían hace 20 ó 30 años". Nelson Gallardo, secretario del Gremio de Pescadores local, recalcó que "el salmón es una especie introducida que hará un daño ecológico en nuestra bahía".
Pese a los intentos de La Tercera por obtener un pronunciamiento de la empresa, sus representantes no entregaron comentarios.