¿Cómo describes lo que haces?

Me dedico a hacer arte y dar clases de cerámica.

¿Por qué viajas?

Placer.

¿Cuáles son tus lugares favoritos?

Donde predomine la naturaleza.

¿A dónde te mueres de ganas de ir?

Tierra del Fuego, por la sensación de inmensidad de la tierra y pequeñez del ser humano.

¿A qué lugar no irías jamás?

Phoenix, Arizona. Porque es una ciudad compuesta por suburbios; hecha para el automóvil y no apta para el peatón.

¿Qué llevas siempre en tus viajes?

Una libreta y un lápiz. Dibujo y registro el recorrido. También escribo, desde la lista más doméstica hasta las ideas y declaraciones más personales.

¿Qué cosa no llevas nunca?

Joyas.

¿Ventana o pasillo?

Ventana.

¿Cómo te relajas en un vuelo?

Entre libro y pantalla.

¿Qué usas para recorrer?

Mapa. O Google Maps satelital.

¿En cuántos idiomas puedes pedir un trago?

Cuatro.

¿Tomárselo con calma o verlo todo?

Con calma, definitivamente.

¿Qué es lo más raro que te ha pasado en un viaje?

Haber dormido en una vereda en el puerto de Atenas (tranquila) con una sábana y una almohada.

¿Algún ritual?

Diario de viaje. Anoto lo que me va gustando, por qué, las direcciones; barrios, cafés, caminatas, etc. También lo que faltó. Siempre creo que alguien más puede, si no yo misma, considerar estas notas para el siguiente viaje.

¿El mejor hotel en que has estado?

Cabaña colonos en Caleta Gonzalo. Parque Pumalín. Chile.

¿El aeropuerto que más te gusta?

El de Castro. Chiloé

¿Qué lugares visitas siempre en una ciudad?

Los cafés.

¿Dónde comerías mil veces?

Truly Mediterranean (falafel) en San Francisco, CA.

¿Qué te traes siempre de vuelta?

Un cuaderno.

¿Algún héroe de viajes?

Ernest Shackleton, un ícono de la resilencia en explorar terrenos indómitos e inaccesibles.

¿Qué no hay que dejar de conocer en Chile?

La Patagonia.

¿Y en el mundo, qué no hay que perderse?

Nueva York.

¿Tu mejor consejo de viaje?

Estar en los lugares como un ciudadano común.