París cerró hoy sus colecciones masculinas para la Primavera-Verano 2011 con múltiples propuestas, de la elegancia infalible de Arnys; al viaje visto por Lanvin como búsqueda y descubrimiento de uno mismo; o la moda trabajada "como una ciencia" pensada, precisamente, para hombres muy estudiosos.

Por si hubiese dudas en este último caso, el modisto coreano Wooyoungmi cerró su desfile con un pase en el que sus jovencísimos modelos portaban gabardinas-batas de color marfil, ideales para precoces expertos en ciencias económicas, médicas, aeroespaciales o químicas.

WOOYOUNGMI
Bajo esa prenda uniforme -que sobre la nueva pasarela del 34 quai d'Austerliz se llevaba abierta a la brisa del Sena, hermosísimo telón de fondo del lugar- sobresalía una sofisticada sastrería construida en beige, gris, marino, negro y verde oscuro.

Los trajes, con sus ligeras americanas sobre etéreos jerséis o directamente sobre la piel, con pantalones largos o bermudas, fueron pieza clave del desfile, junto con enormes zapatos de plataforma.

Extremadamente discreto pero innovador a la vez, del bolsillo, a la solapa y al pliegue irregular, el hombre Wooyoungmi no pasará sin embargo desapercibido, por ejemplo cuando bajo su gabardina-bata lleve unas bermudas-faldas plisadas de manera asimétrica.

En cuanto a los accesorios, ni bolsos ni mochilas, solo algunas gafas casi imperceptibles y abundantes cartapacios de cuero donde conservar preciosos documentos o las últimas minutas.

ARNYS
No lejos del Sena, pero ya en pleno centro de París, presentó hoy sus creaciones una histórica casa de moda masculina, Arnys, donde se vistieron y visten presidentes, primeros ministros, grandes industriales, artistas internacionales y también grandes modistos con colecciones propias como Paco Rabanne e Yves Saint Laurent.

Allí, en plena "rive gauche" (orilla izquierda del Sena), el lado intelectual, artístico y político de la ciudad, Jean Grimbert y su hermano Michel, descendientes directos de los fundadores, recibieron a la prensa de manera informal, café o copa en mano, mientras sus modelos desfilaban a lo largo del día.

El mar, con una paleta surgida de los pequeños puertos marinos; el campo y la sabana africana inspiraron sus tendencias esenciales para la próxima temporada estival, en la que el clásico Arnys revisitado garantizará el célebre talle alto y sus hombreras naturales, sin artificios, todo muy abierto en el delantero, como en el siglo XVIII, explicó Jean Grimbert.

La línea informal se inspiró en la indumentaria europea, en particular los uniformes que desde finales del XVIII a principios del XX correspondían a diferentes oficios, incluido el militar, la hípica y la caza.

El prêt-à-porter Arnys es tan especial y único que la indumentaria "se termina sobre cada cliente", en el taller ad hoc que forma parte del establecimiento, comentó Grimbert.

LANVIN
Otra visión de gran calado fue la mostrada hoy por la firma Lanvin, pensada para hombres que aman viajar, también al interior de sí mismos.

La búsqueda de nuevos colores, nuevos estampados, nuevas texturas, algunas con relieves inesperados, y nuevos volúmenes "mucho más aerodinámicos", fueron claves en la colección, explicó el modisto israelí Alber Elbaz, "alma mater" de la línea Lanvin Hombre.

Los tejidos se hicieron "íntimos" y táctiles para la próxima temporada estival y la línea se depuró con prendas "menos minimalistas, pero sí quizás más emocionales", comentó Elbaz.

Destacó, además, la enorme influencia de la actividad deportiva en el corte y en el resultado, mientras que los colores vinieron de la montaña, de "hombres que se buscan" a sí mismos, pues "cuando se va de viaje, se descubren cosas y también cosas de uno mismo".

"Por eso pusimos también joyas, sin temer que pudiesen parecer femeninas; como una especie de respuesta a las mujeres que llevan pantalones, los hombres pueden llevar joyas", añadió.