Desde hoy y hasta el viernes 17, la ciudad de Bonn, en Alemania, acogerá a más de 20 mil personas provenientes de 200 países que participarán en la cumbre del clima de Naciones Unidas (COP 23), la segunda reunión que se celebra después del Acuerdo de París en 2015 y que esta vez será presidida por Fiyi, uno de los países más afectados por el cambio climático y la elevación de los océanos, y que podría incluso desaparecer junto con Maldivas.

Esta es la primera reunión a nivel mundial que se realiza después de que Estados Unidos anunciara que abandonará este acuerdo, decisión que se materializará en el año 2020, por lo que los representantes de este país también estarán presentes, pero por primera vez no tendrán un pabellón especial. Desde el punto de vista político, Alemania (lugar sede) es también el país que tiene la presidencia del grupo G20 y ya ha anunciado que la acción climática será uno de los objetivos prioritarios en este período.

El principal objetivo de la COP 23 es "aterrizar" los acuerdos tomados en París y buscar herramientas que permitan medir y hacer un seguimiento de los compromisos de cada país miembro.

El ministro del Medio Ambiente, Marcelo Mena, viaja este viernes a Alemania. "Como ha sido tradicional en las últimas cumbres, Chile busca que los próximos acuerdos tengan la ambición necesaria para poder cumplir con la meta de dos grados menos de calentamiento" y así poder evitar que el clima se vuelva inseguro, dice.

Lo que se negocia en esta cumbre, dice, es el mecanismo de transparencia en el que se defina cómo cada país tiene que reportar y tener ciclos de transparencia para que rindan cuenta respecto de los avances que han logrado y cuál es la próxima meta que tiene cada uno para implementar el Acuerdo de París, explica Mena.

La autoridad destaca que a dos años de esta firma, son más los países que han demostrado que sí se pueden tomar medidas para ampliar su acción climática. "En el caso de Chile, hemos podido quintuplicar las energías renovables al tiempo que hemos podido encontrar precios que son cerca de 65% menos que cuando no había fomento a las energías renovables", indicó.

Esto demuestra, según él, que la acción climática es beneficiosa para las economías del mundo, ya que "genera más inversión, más crecimiento, más empleo y menos emisiones y, al mismo tiempo, contribuye a un futuro climático más seguro".