Tenía el convencimiento de que la danza no era un simple complemento, sino una forma artística que valía por sí misma. Su colaboración durante décadas con el compositor musical John Cage (también su pareja) confirmó esa independencia: "Empezamos juntos y esperamos terminar juntos también, pero eso es todo", solía decir el coréografo sobre los montajes con la música y danza de ambos. Uno de los más importantes renovadores de la danza del siglo XX, el bailarín estadounidense falleció el domingo pasado, mientras dormía, a los 90 años.
Considerado el padre de la danza posmoderna, Cunningham y su compañía, Merce Cunningham Dance Company, liberaron el baile de antiguas convenciones. Entre ellas, la idea de que la coreografía debía coincidir con la música y que la principal acción del montaje debía ocurrir al centro del escenario. También, el coreógrafo incorporó la arbitrariedad en sus creaciones: ciertos elementos de los montajes podían cambiar en todas las presentaciones y, junto al pintor Rauschenberg, solían sorprender a los bailarines con escenografías y disfraces de último minuto. En la misma línea experimental, en los 70 comenzó a filmar sus coreografías y, a finales de los 80, a crear con tecnología computacional. Se hizo famoso por su trabajo con grandes personalidades: aparte de Cage y Rauschenberg, colaboraron con él artistas como Andy Warhol, Frank Stella y Jasper Johns, y músicos como Brian Eno, y la banda Sonic Youth.
Cunningham bailó sobre el escenario junto a su compañía hasta 1992. Reapareció en 1999, para celebrar su cumpleaños número 80. Frágil y apoyado en una barra, bailó un dueto junto al bailarín Mikhail Baryshnikov en el York State Theater. Fue su última gran presentación.