Está ubicado a cerca de 1.100 metros de altura. Su entorno está flanqueado por árboles nativos y coihues, lingues y araucarias, mientras en sus cielos es posible ver cóndores sobrevolando el lugar.

Se trata del único géiser existente en la Región de La Araucanía y, puntualmente, en la zona cordillerana de Curacautín.

De acuerdo con el administrador y gerente del lugar, Luis Antihuén, la particularidad del pozo es su fácil accesibilidad para los turistas, y también representa la fuente natural y única en su tipo que abastece las termas de Tolhuaca, ubicadas a poco más de una hora y media al nororiente de Temuco.

El géiser entrega agua a una temperatura que fluctúa entre 86 y 94 grados Celsius, lo que obliga a los anfitriones a almacenarla, dejarla enfriar y, con ello, llenar las cuatro piscinas dispuestas para los turistas, a una temperatura que puede alcanzar los 40 °C. Las piscinas se encuentran junto al río Dillo, en la ladera suroeste del volcán.

Patricio Muñoz es uno de los visitantes del lugar. "Sabemos que los géiseres están en el Tatio, en el norte, y que hay alguno cerca de Chillán, pero de muy difícil acceso, entonces cuando supimos de esto, no dudamos en venir", dice, agregando que "es realmente atractivo, porque es fácil para llegar y rodeado de una naturaleza y cóndores que, en realidad, son casi una clase de educación medioambiental para nuestros hijos".

Otra particularidad que tiene el recinto es que, aprovechando la existencia del géiser e implementando un sistema de losa radiante, se mantienen a temperatura ambiente todos los espacios, tanto en las zonas de hospedaje como en el área de comedores.

Luis Antihuén detalló que "otro tema que nos preocupa es intervenir lo mínimo toda la naturaleza del sector, incluso el agua se distribuye a través de cañerías especiales, que permiten soportar altas y bajas temperaturas, incluso a nivel extremo; pero todo esto se hace con una mínima intervención natural".

Agregó que "nuestra propuesta es que con estos atractivos empecemos a poner fin a los períodos estacionarios de visitantes, de manera que tanto en invierno como en verano resulte un atractivo que, en particular, en la temporada más baja, puedan llegar a uno de los puntos, como es Laguna Verde".

En ese lugar, comentó el administrador, el frío del invierno congela el agua y los turistas pueden realizar caminatas de casi dos kilómetros sobre la laguna, lo cual se complementa, dice, con recorridos por el salto de agua La Culebra y el Mirador del Valle Andino.