Próximo a cumplir 44 años, la historia de Curicó Unido en el balompié chileno ha sido más agraz que dulce: en gran parte de su recorrido, ha peregrinado en los potreros. Esas canchas que no pertenecen a Primera A, y que integran las divisiones que luchan por llegar alguna vez allí. En el caso de los maulinos, lo lograron en 2008 frente a Puerto Montt en un Estadio La Granja que, como acostumbra en ese tipo de instancias, estuvo repleto y estalló con el inolvidable cabezazo de Rodrigo Riquelme. "Ascender es una sensación maravillosa. Cuando lograron hacerlo fue una fiesta increíble. Como corporación sería un orgullo ser de los únicos equipos en estar 100% desligados de la S.A. en Primera División", declara el actual mandamás del conjunto albirrojo, Pablo Milad, adhiriendo a la ilusión actual por volver a la A.
El ex candidato a la presidencia de la ANFP sostuvo que "al menos, durante mi presidencia, Curicó va a seguir siendo corporación deportiva hasta el final. Pero la gente tiene que saber que en algún momento siempre se está expuesto. Hoy en día estamos preparados para volver a la A".
Así, en conjunto con testimonios de varios seguidores del club, la dirigencia y la fanaticada no quieren dar pie atrás en el trabajo que vienen haciendo. Son un caso casi único: Lo mismo pasa en Puerto Montt y, en parte, Universidad de Concepción además de Huachipato. Pero en el caso de los siderúrgicos, existe el nexo -simbólico si se quiere- con las sociedades a partir de la empresa CAP (Compañía de Acero del Pacífico), nombre que tiene el estadio de los de Talcahuano.
¿Qué hace tan especiales a los torteros? Es simple. Además de marchar primeros en la tabla de Primera B con 42 unidades (a seis del escolta, San Marcos de Arica), el rol activo de sus socios, hinchas y seguidores impidieron que el club dejara de ser corporación en 2012: ante el negativo balance económico del año anterior, que arrojaba pérdidas en más de 77 millones de pesos, la solución más fácil para la directiva era vender parte de las acciones a privados. Para ello, se citó a una asamblea con más de 57 asociados de la Corporación Deportes Provincial Curicó Unido, que inmediatamente reaccionaron en contra de la iniciativa. Un rechazo profundo e inmediato de una ciudad identificada.
En los mismos jugadores del actual plantel hay un sentimiento de pertenencia diferente por la peculiar forma que tiene la institución de manejarse. Así lo enfatiza Alfredo Ábalos: "Siento un gran orgullo de vestir esta camiseta. Es una institución seria, ordenada, los socios están al tanto de todo y eso es la diferencia con los demás clubes de acá. Ellos confían en mi trabajo. Si se cumple lo del ascenso, sería un gran ejemplo para todos", dice el argentino que desde principios de 2016 es una cara conocida en Curicó. Y, también, para los socios de un club que no pierde su cercanía con la comunidad.