En abril del año pasado, el experto italiano Silvano Vinceti sorprendió al mundo con una atrevida teoría que echaba luz sobre uno de los mayores misterios de la pintura universal: la identidad de La Gioconda (1503), obra cumbre de Leonardo Da Vinci. Según el presidente del Comité Nacional para la Valorización de los Bienes Históricos y Culturales de Italia, habrían sido dos los modelos para esa pintura: Lisa Gherardini, esposa del adinerado comerciante florentino Francesco del Giocondo y Salai, uno de los alumnos aventajados del genio renacentista. De acuerdo con Vinceti, existen documentos históricos además de comparaciones usando programas computacionales que arrojan coincidencias perfectas en cara, frente y nariz entre la Mona Lisa y San Juan Bautista (1513), cuadro para el que Salai también fue modelo. Eso explicaría la intrincada sonrisa y el aire andrógino de la retratada.
Casi un año después, Vinceti llega ahora con una nueva teoría relacionada con otro célebre cuadro de Da Vinci. En la parte superior de La Virgen de las rocas (1485)- de 199 x 122 cm y custodiada por el Museo del Louvre- halló la imagen de un perro, oculto entre hojas (similar al de la imagen superior), y que simbolizaría una denuncia del artista contra la corrupción en la Iglesia. Según el experto, en la obra de Leonardo los perros simbolizan obediencia y sumisión, lo que se ve aún más enfatizado cuando usan una correa en el cuello, como es el caso de la imagen que descubrió.
Consultado por La Tercera, Silvano Vinceti afirma que es poco probable que Da Vinci haya pintado el perro antes y luego haya reciclado el lienzo para una nueva obra. "Se sabe que Leonardo tenía una precisión maníaca, era muy meticuloso con todos los detalles, y eso excluye la idea de que el perro podría estar presente antes. Además, la imagen se integra perfectamente en la escena con el resto de la iconografía de La Virgen de las rocas", explica el historiador, quien cree que es más factible la hipótesis de que el autor de La última cena dejó esta huella como mensaje póstumo.
"En La Gioconda, Leonardo puso las letras S y L en los ojos de la Mona Lisa que no se ven a simple vista. Hoy en día, con fotografías de alta resolución podemos ver lo que los ojos al natural no pueden ver. Leonardo vive en un periodo en que el tribunal de la Inquisición es muy activo. Vive con Papas como Inocencio VIII y Alejandro VI, alias Rodrigo Borgia. Su mensaje es esotérico, dirigido a pocos y debía evitar caer en las garras de ese tribunal", lanza Vinceti.
El descubrimiento fue realizado por el investigador Roberto Biggi, parte del equipo científico de la Comisión, junto al historiador Vinceti, y se utilizaron lentes de aumento especiales y programas digitales para escanear la tela. Según los investigadores, la correa es una herramienta de caza medieval y renacentista para evitar que los perros coman la presa. Leonardo habría pintado un perro con correa para denunciar el abuso del poder temporal que hacía el papado sobre el poder espiritual.
Vinceti no es el único en posar sus ojos sobre este cuadro: el escritor estadounidense Dan Browne también utiliza La Virgen de las rocas para uno de los enigmas del bestseller El código Da Vinci: en el libro se muestra cómo Leonardo escondió símbolos en esta pintura en especial, que contradicen las creencias cristianas ortodoxas, como el hecho de que se vea al niño Jesús (a la izquierda) rezándole a Juan Bautista y no al revés. Cierta o no la teoría, Vinceti asegura que aún no está dicho todo sobre el florentino y que quedan aún muchos símbolos por descifrar: "Leonardo es un gran genio que trasciende nuestra capacidad para comprender por completo. Han pasado casi 500 años desde su muerte, y muchos aspectos de Leonardo siguen sin conocerse. Este es el destino de los grandes genios, el encanto que irradian", resume.