Sobrevivió a los bombardeos nazis, fue vendida en 1958 por sólo 90 dólares y su rastro se perdió por casi 50 años. La historia de Salvator Mundi abarca medio milenio de una historia no exenta de ventas, desapariciones y polémicas, en las que incluso se ha dudado de que la obra de arte más famosa hoy por hoy sea efectivamente de Leonardo Da Vinci (1452-1519).
Conocida también como la Mona Lisa masculina, la pieza data de alrededor de 1500 y se registró por primera vez en la colección del rey Carlos I de Inglaterra (1600-1649), que la dispuso en una de las habitaciones de su esposa Henrietta Maria. Ahí, la obra de 45 x 60 centímetros lució colgada por años, hasta ser traspasada a la colección de Carlos II y, posteriormente, ser vendida por segunda vez en 1763 por el hijo del duque de Buckingham.
El rastro de la pieza se perdió definitivamente hasta 1900, cuando fue adquirida para la Colección Cook por el curador Sir Charles Robinson. Para ese entonces el cuadro ya había pasado por varias manos y, en un mal intento de restauración, su rostro y cabellos habían sido repintados. El mayor error, sin embargo, no fue ese, sino atribuirle la autoría a Bernardino Luini, uno de los discípulos de Da Vinci, confusión que se sostendría por años.
Los errores continuaron y en 1958 ocurrió lo impensado: la que hoy es la obra más cara en la historia del arte -fue vendida a un coleccionista anónimo la noche del miércoles por US$ 450,3 millones en la casa Christie's de Nueva York- se transó por insólitos US$ 90 en una subasta de Sotheby's. No se supo más de ella hasta 2005, cuando fue comprada por el consorcio privado neoyorquino RW Chandler.
Los esfuerzos entonces estuvieron dirigidos a disipar las dudas sobre su autenticidad. Seis años de minuciosa conservación y documentación a cargo de la Universidad de Columbia terminaron por atribuir finalmente la autoría al renacentista. Su regresó se celebró mundialmente en 2011 con la exposición Leonardo da Vinci: pintor en la corte de Milán en la National Gallery de Londres.
Galería de millones
La pintura de Da Vinci, una de las 20 atribuidas al italiano, estaba en poder del magnate ruso Dimitri E. Ribolovlev y es la única de su autoría actualmente en manos privadas. Desde antenoche encabeza la lista de las obras más caras de la historia.
En 2015, un sensual óleo de dos adolescentes tahitianas pintado en 1892 por Paul Gauguin fue comprado por US$ 300 millones en una venta privada. Mismo precio que alcanzó más tarde Interchange (1955), una tela abstracta del pintor norteamericano Willem de Kooning, que fue adquirida por el magnate de Qatar Kenneth Griffin, quien en la misma operación también obtuvo el lienzo Number 17 A de Jackson Pollock por US$ 200 millones. Hoy ambos cuadros figuran en el Instituto de Arte de Chicago, donde el millonario tiene sus oficinas.
El artista francés Paul Cézanne también integra la lista con Los jugadores de cartas (1894-1895), lienzo vendido en 2011 a la familia real de Qatar por US$ 250 millones y que hasta entonces pertenecía a un coleccionista griego.
Les Femmes d'Alger (Versión 0) de Pablo Picasso se convirtió en 2015 en la obra más cara vendida en una subasta pública, con un precio que alcanzó US$ 179,3 millones pagados por un comprador anónimo. Con elementos del cubismo, fauvismo y el neoimpresionismo, es considerada una de las piezas más relevantes del pintor realizadas en la década de los 50.
Hasta entonces la obra más cara subastada era Desnudo reclinado (1917) de Amedeo Modigliani, uno de los varios desnudos que el italiano pintó entre 1916 y 1919, y que lo catapultaron como uno de los artistas más cotizados de su época. Por ella se pagaron US$ 170,4 millones en 2015.
Dos años antes Tres estudios de Lucian Freud de Francis Bacon, que retrata la distorsión de formas y el tormento que existía entre ambos artistas y amigos, alcanzó US$ 142 millones en una venta de la casa Christie's.