Es durísima consigo misma. Lo que no deja de ser un fenómeno un tanto extraño, ya que es el rostro de la nueva era de la saga más exitosa del cine. Y una de las nuevas estrellas que ha iluminado la pantalla grande irrumpiendo en la industria cinematográfica. Ahora, se sienta a repasar su momento y trabajo de Los últimos Jedi, con el inconfundible acento británico del centro de Londres.
Porque de allí es Daisy Ridley, de Westminster. De ese espacio señorial, rodeada toda la vida de iconos como el Big Ben, la Abadía de Westminster o Trafalgar Square, surgió la joven que está llamada a comandar los pasos de futuro de una saga legendaria como Star Wars. Fue J.J. Abrams el que se fijó en ella y hoy no vacila ni un segundo en reconocer que se lo debe todo, que su vida no sería igual sin el papel de Rey, una recolectora de chatarra del planeta Jakku que ya maneja el sable láser con maestría.
En Los últimos Jedi, estrenada ayer en Chile y que promete ser el fenómeno navideño en todo el mundo, Ridley comparte largo tiempo en pantalla con Mark Hamill, ya que su personaje Rey ha viajado hasta el fin de la Galaxia para convencerlo de entrenarla a manejar la Fuerza, y que regrese a ayudar a Leia Organa y el resto de la Resistencia, asediada por la Primera Orden.
¿Llega con la lección aprendida tras la primera película?
Todo es un proceso de aprendizaje, creo yo. Cuando terminé El despertar de la Fuerza me sentí como una mejor actriz, pero después, cuando comencé de nuevo me volví a sentir como si no hubiera aprendido nada. Mi suerte es que me rodeé de gente amable, que te deja probar cosas y que no se ríen de ti si no te funcionan. Así que sientes que estás aprendiendo de todas formas y creo que es algo que me ha pasado en cada película.
¿Sintió que Rey evolucionaba a medida que iban rodando?
Cuando ruedo nunca pienso en la evolución, solo pienso en cada situación, en hacer una buena escena. No pienso a gran escala con los personajes. Pero cuando trabajas con un guionista y un director brillante sí se produce ese proceso a medida que filmas.
La última vez se las tuvo que ver con Han Solo. Ahora ha sido Luke Skywalker en profundidad. ¿Cómo fue la experiencia?
Cuando Mark Hamill y yo trabajamos juntos la primera vez estaba muy enferma, vomitando. Fue un poco vergonzoso. Lo fabuloso es que empezamos (la octava película) con esa escena, la última de la anterior, pero al reiniciar había una intención distinta porque no sé lo que hubiera pasado si J.J. (Abrams) hubiera continuado. La conclusión es que (Hamill) es jodidamente brillante.
¿Diría ha aumentado el requerimiento físico para usted con esta cinta?
Me he vuelto mucho más fuerte. No me pidieron hacer nada diferente, pero la primera vez estaba entrenada para cualquier cosa. La segunda vez me sentí que podía hacer más todavía, que era mucho más fuerte. Es algo mental también porque a veces piensas que hay cosas que simplemente no puedes hacer. Lo bueno es que pude hacer varias escenas peligrosas.
¿A qué clase de cosas se refiere que no podía hacer?
Nunca pensé que podría estar en una gran película, ni que podría manejar mi vida después de una gran película, o que podría correr 20 minutos sin parar, lo que acabo de conseguir hace poco. Son pequeñas cosas. Pero lo más grande sucedió cuando estaba a punto de estrenarse la película. Estaba aterrorizada porque pensé que la gente iba a ver lo que hice y que no les iba a gustar, que me iban a acosar. Creo que he aprendido a lidiar con esa clase de situaciones.
¿Hasta qué punto le gustó su trabajo en el filme de Abrams?
Me pareció abominable. No me gustó nada, pensé que me veía como una plancha de madera. Lloré mucho todo el camino en el vuelo de vuelta hacia Londres porque me sentía fatal.
Pero a la gente le gustó.
No creo haber cambiado mi punto de vista, pero a la gente le gustó, sí. Al final no importa lo que yo pienso sino lo que opina el público.
¿Cuánto echó de menos a Abrams y cuánto cree que cambió el tono entre el séptimo capítulo y el octavo?
Todo ha sido muy diferente y para mí también ha sido una experiencia distinta. La primera vez estaba alucinando pensando en que todo eso me estaba pasando a mí. Esta vez no tanto. Y no quiero decir que no confíe en Rian (Johnson), pero la primera vez me arrojaron en esta cosa y J.J. (Abrams) fue mi hombre, fue el tipo que me guió y el que me contrató. La primera vez fue terrorífico, y por eso le quiero a muerte, le escribo todo el rato y le eché de menos como persona todo el tiempo. El fue el que me ayudó a pasar el trago de la primera cinta.
¿Y Johnson?
Rian es un tipo abierto de mente que me dejó experimentar y probar cosas distintas. Nunca me sentí vulnerable. En realidad me he sentido segura con ambos directores.
¿Cuánto cree que le debe a Star Wars?
Sin esta saga no estaría haciendo nada de lo que estoy haciendo. No sé si hubiera trabajado con la gente que he trabajado después de Star Wars. No digo que nada de lo que me ha pasado no hubiera sucedido, pero el viaje hubiera sido muy distinto.