ASO tiene programada una reunión en Chile para evaluar la opción que el Dakar vuelva en 2018, luego de dos ediciones fuera del recorrido por decisión de las autoridades nacionales.

La empresa francesa agrega que tiene citas con otros cuatro países sobre lo mismo.

Sin embargo, y sin chovinismo de por medio, la más importante de todas debería ser la que sostengan por acá.

El Dakar no aguanta mucho más sin el desierto de Atacama.

La versión de este año fue todo lo dura que prometió Marc Coma, el ex campeón que hoy arma la ruta. No hubo nadie que no se lo reconociera. Y tampoco se le pueden achacar las condiciones climáticas que provocaron suspensiones de tramos y cancelación de etapas.

Hizo lo que pudo con el material que disponía.

Le faltaron las dunas.

El clásico del todoterreno puede lucirse con sectores propios del WRC y tramos en medio de la montaña, pero vive y muere por la arena y los caminos fuera de pista. Son su ADN desde hace 40 años.

"Este tipo de carreras necesita de grandes espacios y dunas, definitivamente necesitamos más de eso", le dijo Stephane Peterhansel al diario boliviano Página Siete.

El mismísimo "Mister Dakar", el hombre de los 13 triunfos.

La expresión general en boca del mejor de todos los tiempos.

La sostenida baja de inscritos durante los últimos dos años es algo que ASO no puede pasar por alto, mucho menos después de lo poco cariñosa que resultó esta versión para los competidores, con enlaces larguísimos y jornadas demasiado extensas.

Si quiere a Chile de regreso, la organización debe asumir que está en una posición desmejorada frente al interés de las autoridades nacionales, que en un año electoral analizarán cualquier propuesta hasta la minucia, conscientes de lo innecesario que es ganarse un problema gratis.

Y sucede que el Dakar no parece ser muy querido en el país, más allá de los fanáticos. Está en la mira de arqueólogos y ecologistas, que, por sobre la legitimidad de sus demandas, hacen ruido, uno que se prefiere evitar.

Tampoco hay que descartar a quienes creen que se gasta mucho en la prueba, sin importarles que los millones de dólares invertidos se recuperen en turismo e imagen país.

El Dakar necesita a Chile más de lo que Chile necesita al Dakar, una gran oportunidad para negociar términos favorables para su regreso.