Dalcio Giovagnoli suma cuatro meses al mando técnico de Cobresal. Dieciséis semanas alejado de su familia. Más de cien días dedicados de forma íntegra al trabajo. Reconoce que no hay mucho más que hacer en el campamento minero de El Salvador. Y hasta lo agradece.
Sacrificó horas de distención por arduas jornadas laborales. La tarea era salvar a los albinaranjas del descenso, pero hoy, sorpresivamente, los tiene liderando la tabla de posiciones del Torneo de Clausura. Diecisiete puntos en ocho jornadas. Despreocupados, por ahora, del coeficiente de rendimiento.
Sin embargo, en la Tercera Región todavía no se ilusionan con el título. Antes, deben espantar todos los fantasmas que amenazan con hacerles perder la categoría. Aún les faltan seis unidades para empezar a respirar tranquilos.
"El primer objetivo es lograr la meta que nos fijamos: sumar entre 23 y 25 puntos. Una vez logrado eso, intentaremos, al menos, terminar en el podio", confiesa el DT de los Legionarios.
El técnico argentino ya sabe de vueltas olímpicas. En su paso por Bolivia consiguió dos coronas. Primero con el Wilstermann, en 1998, y luego con Oriente Petrolero, en 2001. Son las únicas dos copas en su palmarés como entrenador.
La altitud boliviana, sin embargo, no alcanzó a marearlo.
Los rivales de siempre
El próximo duelo de Cobresal asoma como uno de los más atractivos de la novena fecha del torneo. Hoy visitarán a una Universidad Católica que, de vencerlos, podría arrebatarles el liderato.
En El Salvador hay concienca de aquello, y pese a que llegan a Santiago en busca de los tres puntos, no se olvidan de sus antiguos contrincantes. Esos que permanentemente pelean abajo pero que, curiosamente (salvo Antofagasta), también gozan de un buen momento.
"Nuestros rivales a vencer, más allá de la UC, son La Calera, Antofagasta y Universidad de Concepción, que serán en línea. Esos partidos pueden ayudarnos a consolidar el colchón de puntos que necesitamos", reconoce Giovagnoli.
De todos modos, en la comuna de Diego de Almagro, lentamente, empieza a crecer la expectación. Los poco más de ocho mil habitantes que aún permanecen en el campamento se ilusionan con una campaña histórica, como la de 1987, cuando alzaron la Copa Chile.
Ya no están ni Rubén Martínez ni Iván Zamorano, pero Ever Cantero encabeza la tabla de goleadores, con siete tantos. Además, el ataque minero se alza como uno de los más efectivos de la temporada, sólo detrás de Colo Colo.
Pero la realidad institucional está lejos de aquella época dorada de los '80, en que la que también lograron dos subcampeonatos nacionales.
A finales del año pasado, Codelco hizo oficial el retiro gradual de aportes económicos a los dos conjuntos mineros de la zona, afectando especialmente las arcas de Cobresal.
Lo que pasará de aquí en más en términos financieros es una interrogante que, de todos modos, no impide que Dalcio se proyecte en el club.
"Mi prioridad es seguir en Cobresal. En términos de financiamiento habrá que buscar alternativas, las que seguramente llegarán. El aporte de Codelco es importante, pero no el único", comenta el entrenador del líder.
Aun así, antes de establecerse definitivamente en la ciudad debe esperar el desenlace del torneo. Por lo menos hasta junio continuará alejado de sus seres queridos. A mitad de año habrá que revisar el contrato.
"De momento estoy cómodo. El hecho de estar en una ciudad un poco aislada te hace estar todo el día pendiente e inmerso en la parte laboral. Hasta ahora ha rendido", dice.
Junto a Cobresal, disfruta nuevamente de la altura.