La demora de 16 meses por parte del Comité de Ministros en revisar las reclamaciones contra el proyecto HidroAysén tiene complicada a la compañía. Daniel Fernández, vicepresidente ejecutivo, señala que están todos los antecedentes a la mano para resolver, por lo que ve falta de voluntad política para avanzar. Señala que, producto de estas demoras, la primera central podría estar lista recién en 10 años, y que este retraso tendrá efectos en la estrechez de oferta que enfrentará el sistema eléctrico en 2016, por el crecimiento en la demanda y la falta de centrales.
Agrega que, debido a la falta de definiciones en temas como la carretera eléctrica, es difícil que HidroAysén presente el Estudio de Impacto Ambiental de la línea de transmisión en 2013.
¿Qué le parece que el Comité de Ministros aún no resuelva la situación de HidroAysén?
El 9 de mayo de 2011 obtuvimos la Resolución de Calificación Ambiental. Unos pocos meses después, se hicieron reclamaciones al Comité de Ministros, que en el caso de los opositores no son miles como ellos dicen, sino que 34, y por el lado de la empresa, otras 20. Todos los servicios públicos durante el EIA se pronunciaron sobre esos mismos temas. Por lo tanto, los pronunciamientos ya están.
¿Entonces, el comité debe analizar los mismos temas que ya han visto en la tramitación?
Absolutamente. No hay mayor mérito para demorarse dándole mucha vuelta a temas que ya están originalmente resueltos. Este proceso de reclamaciones lleva más de 16 meses. Entonces, no parece razonable que un proyecto estratégico para el país, en un sector que que está gestando una crisis, se tomen 16 meses para resolver cosas que están más o menos claras.
Pero también hubo recursos en los tribunales de justicia.
Todo ese proceso judicial demoró 10 meses. Desde el primer recurso hasta el fallo final de la Corte Suprema. La justicia hizo su tarea, revisó antecedentes, falló en consecuencia y no tenemos pendiente ningún tema judicial. No entiendo cómo un Comité de Ministros necesita más de 16 meses y posterga una decisión.
¿Qué tan complicado para el proyecto es la demora?
Es una mala señal para el inversionista que tengamos 54 reclamaciones sin resolver. No hay una voluntad para tomar las decisiones. Lo que queremos es que de una vez por todas se vea el proyecto como prioridad, que se resuelvan las reclamaciones, para saber cómo seguir con el proyecto.
¿En qué están trabajando hoy?
Nos hemos dedicado mucho al trabajo en la región, con las comunidades, conversación puerta a puerta. Ha cambiado significativamente la aprobación sobre el proyecto. Hubo un incremento a nivel regional de más de 13 puntos en los últimos seis meses en la aprobación del proyecto y una disminución de más de seis puntos en el rechazo. A la región estamos prácticamente parejos, 46%-46% con el resto indiferente. A nivel de Cochrane y O'Higgins, la aprobación es altamente favorable. Nos hemos metido a las casas de gente que nos dice que no les gusta el proyecto, pero valora que conversemos con ellos. Seguiremos todo febrero y marzo con ese acercamiento.
Pero el proyecto sigue teniendo una alta oposición, que convoca miles de personas en Plaza Italia.
Efectivamente, pero de gente que no conoce la región, que no sabe. La mayor parte de los proyectos tienen problemas en Chile hoy día, resistencia en las comunidades locales o judicializaciones pendientes. Nosotros no tenemos eso. Tenemos una campaña nacional e internacional que crea una oposición, que crea mitos.
¿Cómo están avanzando en la línea de transmisión?
Hemos avanzado en estudios técnicos que estaban pendientes. Profundizamos los estudios de impacto ambiental, estamos trabajando con Energía Austral en opciones para el tramo desde Puerto Aysén a Chaitén, de modo de hacerlo en conjunto. No estamos haciendo estudios de impacto ambiental por una gran indefinición, que se basa, en primer lugar, en el proyecto de la carretera eléctrica. No sabemos los parámetros que va a traer.
¿Están en condiciones de presentar un EIA al menos por el tramo que está al sur de Puerto Montt?
Cuando pasa el tiempo, las líneas base ambientales se vuelven obsoletas. Entonces, de acuerdo con la evaluación, hay que volver a tomar líneas base ambientales, y eso toma tiempo. Por ahora, no tenemos previsto ingresar el EIA hasta que no tengamos claridad respecto de esta decisión.
¿Cuándo sería ideal presentar el EIA del tendido eléctrico?
En el programa original, hace un año. Hoy hay mucha incertidumbre, no están las condiciones para presentarlo. Estamos con los tiempos dilatados y es muy difícil presentarlo en 2013. En el programa original, deberíamos haber empezando las obras hoy. No lo estamos haciendo porque sin una línea de transmisión no nos vamos a arriesgar. La primera central estaba prevista para 2018, y hoy es difícil que esté antes de 2022.
¿Se perdió mucho tiempo en el diagnóstico para actuar?
Diría que se perdió mucho tiempo en diagnosticar la crisis que viene. Tomó tres años en que los sectores políticos, empresarial, en las instancias técnicas dijeran: "Sabe qué, vamos a tener una crisis en 2016".
¿Este será un tema importante en el próximo gobierno sí o sí?
Ya está pasando. Tenemos un aumento en los costos de la energía considerable que están echando abajo proyectos, estamos perdiendo productividad como país, perdiendo competitividad en las exportaciones. Todavía no hemos caído en una vulnerabilidad mayor del sistema, pero si hay sequía, si hay mucho calor con el tema de las líneas de transmisión, o se cae una planta, ahí vamos a tener problemas de vulnerabilidad del sistema, eventuales cortes, y eso en 2016 cualquier especialista puede decir que es el punto de crisis.
Pero para el próximo gobierno el peor escenario es llegar al racionamiento eléctrico...
Eso ya existió, la gente se olvida, pero en 1998 vivimos eso. No sé si vamos a llegar a eso. Espero que de a poco se vayan haciendo las cosas. Siempre van a estar los motores diésel que se pueden incorporar, que emiten una cantidad de contaminantes y un costo enorme. Eso dura hasta que falla una central.
¿Han reducido el presupuesto de HidroAysén?
El presupuesto se ha reducido porque se ha ralentizado el proyecto. Hemos reducido el gasto, sobre todo en el EIA de la línea. Si los inversionistas van a gastar US$ 300 millones más en el EIA de la línea, que lo hagan razonablemente en un trazado adecuado, que sea admisible de tramitar, y con un horizonte de que se va a materializar.
Si no hay señales claras, es difícil que sigan girando recursos.
El presupuesto anual era del orden de US$ 40 millones y en 2012 fueron US$ 26 millones.